En los primeros instantes del año, el 1 de enero de este 2016, mi perro Cooper salió corriendo monte arriba asustado por los cohetes y petardos que lanzaban en los pueblos más cercanos a donde nos encontrábamos. Esa noche no regresó y al día siguiente tampoco a pesar de que pasamos buena parte del día llamándole mientras recorríamos montes y campos.
El dos de enero amanecí sin él y con una angustia creciente. Cada vez me costaba más controlar mis pensamientos oscuros y miedos. ¿Y si no aparecía?¿Y si se había enganchado su correa en algún lugar y no podía moverse?¿Qué haría yo sin él?¿Estaría sufriendo? Intentaba no echar leña a la hoguera de mis pensamientos mientras me invadía el miedo a la soledad.
Horas después le vi venir hacia mí, corriendo monte abajo a la velocidad del rayo, y allí nos abrazamos como dos locos de júbilo entre el barro, la lluvia y mis lágrimas. No hay como perder algo o alguien y luego recuperarlo para saborear felicidad. Cooper querido, mi perro miedoso y juguetón, mi compañero más fiel.
2016 ha sido para mí difícil en lo íntimo. Ahora que recuerdo como empezó veo que ha tenido mucho de esos dos primeros días y noches. Vagar sola con miedo a perder relaciones, personas, o vínculos con lugares queridos. Algunos esfuerzos son difíciles de reconocer y nombrar. Sostener y cuidar vínculos con gente querida que se van desmoronando en este mundo de prisa y tránsitos. Aceptar los noes, vivir con la angustia, tolerar la tristeza de la pérdida. Esperar la alegría y celebrar sus primeros destellos como se celebra los primeros rayos de luz del amanecer tras una larga noche de invierno. A veces vivir me resulta demasiado difícil, casi tanto como aceptar el final de la infancia o de la crianza.
Y pese a ello, tanto que agradecer y celebrar. An attitude of gratitude, como me recuerda mi amiga Helena. Cultivar la gratitud, como escribe Tatiana. El precioso milagro de seguir viva. Algunos de los momentos más preciosos que viví este año brillan en la distancia: jugando con los bebés refugiados sirios en Grecia, los paseos en los bosques otoñales canadienses, el recuentro con una amiga muy querida, la caótica y emocionante mudanza a mi nueva casita…
Gratitud. A los que aman. A los que seguís este blog, a los que me escribís y comentáis, a los que enviáis amor y luz en la distancia, a las que seguís tejiendo redes de madres y comadres, a mis alumnas. A Cooper, por regresar.
A Leonard Cohen, you got me singing, the Hallelujah hymn
Feliz 2017
Para Lola Molina, deseando que encuentre a su perrita Chuche
0 comentarios en “Hallelujah”
Hola. Leo «el final de la infancia» y se me retuerce el corazón, y eso que mi niño menor tiene 1 año. Creo que voy a elaborar la lista de esas cosas que ahora no me dejan hacer, para qué me falta el tiempo, para no quedar desolada después que ellos crezcan. Sobre todo el temor de mis errores y defectos me arrasa.
Gracias Ibone, que buen relato. Feliz Año!!!!!
Mil gracias por compartir tus pensamientos Ibone. Leerte siempre es inspirador. Me guardo algunas de las palabras sabias de tu post. El agradecimiento sobre todo, que nunca es completo mientras se espere más de la vida. Porque como leí hace un rato, no lo necesitamos todo para disfrutar de la vida, pues ya tenemos la vida para disfrutar de todo. Mi año termina un poco como empezó el tuyo, saboreando una felicidad renovada tras un reencuentro, después del desaliento por el temor a la pérdida. Un fortísimo abrazo
Cómo eres espejo de mis propias vivencias… Yo también con tus angustia. Felicidades y que sea un año de confianza y paz!
Que hermoso post, Ibone, y qué bien describes algo que también siento y he sentido, y sentiré a lo largo de la vida… me conmueve… y te comprendo… un fuerte abrazo y los mejores deseos para este nuevo año!
Gracias maravillosa mujer de bella sonrisa ,desde chile siempre te leo y agradezco tus palabras que son siempre aprendizaje y alimento para el alma .
Un abrazo.
Ibone, gracias por poner palabras a este sentimiento que nos mueve, el agradecimiento de seguir vivos, caminando a pesar de los escollos que puedan aparecer. Un abrazo y feliz año
Esperar la alegría dices, que no es poco. Dejar de estar contraídos a la espera del próximo guantazo. Yo no se aún cómo hacerlo. Me han dicho que la gratitud como práctica funciona. Estoy probando: hoy estoy agradecida por ti, porque esta época me ha dado acceso a almas como la tuya. Gracias Ibone (y Cooper)
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Qué bonitas palabras…. Si cada año pudiera recordarse por sus buenos y malos momentos… Por el aprendizaje que ellos nos dejan…. Y saber que sigues teniendo a tu alrededor a personas que te aman, te respetan y te entienden… Gracias amiga… Por ser, por estar, por existir….
Ibone, gracias! por estar, que no es poco. Gracias a tu blog descubrí muchas cosas sobre lo que me pasó con mi hija, que ha sido mi piedra angular desde hace 3 años y medio. Gracias a ti despertaste las ganas de meterme en la psicología perinatal, y defender el derecho de las mujeres a recuperar nuestro poder en el parto y la crianza.
Gracias, gracias por estar. Un abrazo desde Sevilla.
eres grande, Ibone, gracias por tus palabras, con las que me identifico tanto