Nunca lo leerá pero yo voy a cerrar este año hablando de él en mi blog. Cooper, el cachorro que tantas cosas me ha descubierto en este 2012.
A mi no me gustaban apenas los perros. Sobre todo me costaba entender porqué tiene la gente perros en la ciudad, en pisos tan pequeños. Me gustaban los perros en los pueblos, en el campo, cuando pueden correr y saltar por el monte en libertad. Pero en la ciudad me parecía que no pintaban nada, que sufrían innecesariamente.
Todo cambió a finales de enero, cuando mi hermano y mi cuñada aparecieron por mi casa con este cachorro que acababan de adoptar ese mismo día. Apenas tenía cinco semanas y estaba recién separado de su madre, a la que la ONG SOS GOLDEN había recogido y cuidado tras ser abandonada preñada de cinco cachorrillos. Cooper era una bolita que tiritaba asustado al llegar. En cuanto pudo se metió debajo del sillón y ahí noté yo como se me partía un cachito del alma. Algo universal debe de despertársenos a las madres mamíferas cuando vemos a un cachorro recién separado de su madre. Una especie de amor inesperado, un vínculo absolutamente imprevisto y sin embargo tan intenso como otros.
Porque ese ha sido la primera enseñanza de Cooper: descubrir que puedo amar a un perro. Habrá quien opine que «amar» es un término algo exagerado. Pero entonces, ¿cómo describir esto que me pasa ahora de ir por la calle fijandome en todos los perros y pensando siempre que Cooper es el más guapo?¿El poder pasar ratos largos mirándole a los ojos?¿El echarle de menos cuando paso muchos dias sin verle y el revolcón y lametazos que nos damos cuando nos reencontramos? ¿Alguna palabra lo define más precisamente que amor?
La segunda enseñanza es un poco más amarga pero igualmente necesaria: darme cuenta de que sigo juzgando a los demás desde mi ignorancia. Afortunadamente Cooper me ha enseñado lo equivocada que estaba yo cuando opinaba sobre las personas que tienen un perro en la ciudad, pero ¿hasta cuando me va a pasar esto de seguir juzgando a los demás u opinando sin tener ni idea? Qué cansina es a veces esa injusta jueza que vive en mi interior.
La tercera enseñanza es un pequeño descubrimiento social: los perros permiten conocer a los vecinos del barrio, también ellos tejen la urdimbre. No falla, en cuanto sales con Cooper medio barrio te saluda o se para a hablar contigo. ¡Y yo que pensaba que la ciudad era hostil para los perros! Ahora pienso al revés: sin perros las ciudades serían todavía más hostiles.
Cooper se ha convertido en un gran compañero. Una especie de custodia compartida con sus dueños, Xabi y Cris, hace que Cooper pase mucho tiempo en nuestra casa. Y así, en este 2012 hemos ido construyendo esta relación que hoy celebro. Dando largos paseos por la sierra o por los parques cercanos a casa. Hablando de Cooper con mucha gente, comentando su edad o su raza indefinida, al fin y al cabo es un perro adoptado. Curándole cuando se hizo una herida y gozando cuando él y mis tres cachorros, digo hijos, se revolcaban en la nieve.
Gracias Cooper, gracias Xabi, gracias Cris. Y gracias a mis lectores. Que el 2013 os traiga a todos sorpresas tan maravillosas como el 2012 me trajo a mi. ¡ Viva Cooper!
15 comentarios en “Cooper”
Saludos a Cooper.
Solo decir que separar a un cachorro de 5 semanas de su madre es una auténtica burrada desde el punto de vista etológico. Lo ideal es esperar a las 12-14 semanas (mínimo, 8-10). Cierto que hay ocasiones en las que no se puede hacer así, pero hay pocas protectoras que lo hacen bien, la mayoría los dan en adopción «cuando empiezan a comer solos», aún no están destetados, y siguen necesitando a la madre para ser perros equilibrados de adultos.
Sigo tu página desde hace mucho, y ahora estoy aprendiendo de educación canina «amable», la que respeta la comunicación del perro y sus ritmos, buscando adaptarse al perro y no al revés. Es todo un mundo.
Un saludo.
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Ivone:
Me ha encantado y veo reflejada en lo que escribes sobre cooper.Se me fué mi perrita despues de 18 años 5 meses y 21 dias, le faltaba hablar y se resistia en marchar pues sabia la gran pena que nos iba causar y es que no le faltaba mas que hablar. Cuanto amor nos dan nuestras mascotas, siempre desinteresadas, compañia, paño de lagrimas, todo a cambio de una caricia.Nos queda su hija con 13 años, pero Txiki era mi niña y yo su Ama.
No lo leerá pero estoy segura que sabe todo lo que sientes por él.
Muy bello escrito Ibone: la grandeza de los animales y el intenso amor que generan en nuestros corazones 😀
¡Y los gatos! Encontramos en nuestra parcela una gata famélica y le dimos comida intentando que saliera adelante. Un día me la encontré muerta , había parido y uno de los gatitos aún estaba agarrado a la teta intentando comer. Aquí están ahora los cuatro mientras escribo esto. Nunca quise tener un gato, tampoco un perro y llevamos veinte años con perros en la parcela, a pares o a tríos. Participo totalmente de lo que dices en tu post.
Gracias por tus escritos. Feliz 2013.
Victoria
es que los perros son maravillosos!! yo ahora estoy viviendo momentos increíbles con mis perros (dos adoptados), mi gata (también adoptada) y mi bebé de 4 meses! y conozco a tooooodo el barrio, es muy agradable siendo Madrid cada vez más dura… gracias por este precioso post. Feliz 2013!
Nosotros tuvimos un perro muchos anios, Hook se llamaba. Tuvimos que sacrificarlo porque le pico un mosquito que le transmitio una enfermedad degenerativa. De esto hace ya por lo menos diez anios y todavia seguimos acordandonos de el, riendo sus travesuras. Le lloramos mucho.
Es increible los sentimientos que algunos animales pueden despertar en las personas. Sobre todo cuando crecemos con ellos. Cerca de ellos.
Me alegra despedir el anio poniendote cara. Feliz 2013, Ibone!
Hola Ibone…soy Kata una matrona q desde hace mucho tiempo te sigue…gracias por descubrirnos a Cooper.Yo tengo a Galdu (Perdido)…es tan especial q sencillamente me alegra mi vida. Si creo q a mas d una persona le vendría maravillosamente bien compartir su vida con estos seres tan maravillosos d 4 patas. Igual el mundo sería un poquito mejor…
Una reflexion muy bonita. Que razon tienes. Gracias a esos compañeros que nos dan tanto a cambio de tan poco. Feliz 2013
Nosotros este verano adoptamos a Beck, un puli húngaro que está como una cabra, acabó abandonado en la protectora con 4 meses por un criador al que por un pequeñísimo defecto ya no le servía para exponer. Es el compañero ideal para nuestro hijo de 3 años, y sinceramente hace que nos olvidemos de nuestras «chorradas» humanas a menudo, lo suyo hacia nosotros si es amor incondicional…
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