Me gusta escribir mirando al año que termina y luego compartirlo en mi blog, igual que me gusta escribir en mi diario y de vez en cuando releer lo que escribí años atrás. En realidad me escribo, digo, es sobre todo, para mí. Para encontrarme cuándo me pierdo y para verme cuándo me ofusco, para ejercitar la compasión, para entender y para recordar.

Este año he escrito poco en este blog. Normal. ¡Vaya año 2023! Qué intensidad.

El año en que me he hecho mayor, sospecho. Algo ha pasado, pero he dejado de sentirme adolescente en el año en que he cumplido los 53. Es raro de explicar, igual que es raro vivir. Toda la vida preguntándome que seré de mayor, dónde viviré, qué haré. Así todos estos años, esperando que un día sucediera, que llegara un entendimiento que aliviara la perplejidad de estar viva, y de repente, este año algo ha cambiado. Como que empiezo a tener algo más claras algunas respuestas que siempre me esquivaban. ¿Será esto hacerse mayor?

2023. El año en que murió Sinnead O´Connor y sentí una pena enorme. El año en que más amaneceres he visto bajo una encina madre acompañada de mi perro y, a veces, unos corzos. El año en que caminé de Oporto a Santiago. El año en que he terminado -hace unos días- un nuevo libro. El año en que me han dado unas lecciones enormes sobre lo que de verdad significa trabajar en equipo. El año en que acepté que no puedo cuidar todos los vínculos y me rendí en muchos aspectos. El año en que he decidido regresar al Norte, cerrar una casa, abrir otra etapa. El (cuarto) año de la terapia de grupo. El año en que he vuelto a trabajar con adolescentes y recordado lo confuso que es crecer. El año en que mi cuerpo me reclamó atención urgente.

EL  año.

Qué año.

Termino el 2023 con más ganas que nunca de decrecer, de caminar, de cocinar a fuego lento en estufa de leña, de escribir en cuadernos, de leer vorazmente, de nadar en ríos en verano o invierno, de pasar tiempo con personas pequeñas o muy pequeñitas.

Con ganas de seguir escuchando a las más frágiles. Con la duda perpetua de si me callo o hablo y expreso lo que pienso en temas delicados. Tal vez no sea mayor del todo.

Algunas de mis lecturas favoritas en 2023: Hamnet, de Maggy O´Farrell, Vestidas para un baile en la nieve, de Monika Zgustová, Umbilical de Andrés Neuman, El cuerpo en que nací, de Guadalupe Nettel. Canto yo y la montaña baila de Irene Solá, La historia de los vertebrados de Mar García Puig.  Mención especial estos dos libros importantes de personas que conozco y admiro: Mi parto robado, de Nahia Alkorta y Paternidad aquí y ahora de Máximo Peña y que me gustaría reseñar con calma en este blog próximamente.

Cuando alguien vive plenamente,

los demás también lo hacen.

Que vivamos plenamente. Gracias 2023. Bienvenido 2024. ¡Feliz año!

 

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5 comentarios en “El año en que me hice mayor”

  1. Conocerte en la lectura fue sanador.
    Tu lectura la bebía como bálsamo en mi maternidad reciente hace ya … 8 años.

    Y seguir leyendote en tus reflexiones, es como ponerme palabras a mi misma en muchas ocasiones.

    Gracias por compartir y remover en mi lo que no sabe como ubicarse.

  2. Ibone… gracias, te leo y es como si te oyera… como si me escuchara…
    Gracias por poner palabras, por nombrar, lo que muchas tenemos dentro, a veces dormido, a veces callado…
    Este 2023, sigo inmersa en la crianza… y ha venido a mi mente tantas veces…¿ qué es la maternidad?, mi maternidad… una pérdida de identidad, de cuerpo…
    … y voy, y me encuentro en tus palabras…

    Gracias Ibone,
    Por tanto… por todo…

  3. Totalmente de acuerdo…Me identifico con todo lo que escribes. También es un año de cambios y de buscar respuestas que no me llegan. De procesar muchas de las cosas sucedidas buenas y aprender y superar frustración de las malas. Hay algo que es indudable nuestra gente…nuestras amigas..nuestro entorno…siempre están ahí…creciendo y cambiando junto a nosotras. Muxus

  4. Feliz año Ibone ! Ojalá todas las personas seamos capaces de leer nuestro corazón y acompañar nuestros sentimientos hacia la felicidad . Dicen que la edad es grado, yo creo q es un “paso a paso” en un camino que intentas y la vida dispone . Suenan geniales esas palabras de cambio, cierre , leña y lectura, sin duda alguna , ingredientes hacia la paz . Un abrazo .

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