Ibone Olza. Artículo publicado en la revista Mujeres y Salud, número 54, 2023.

El debate – si es que se puede llamar así- en torno a la posibilidad de legalizar el que unas mujeres gesten bebés que luego comprarán y criarán otras personas raramente visibiliza la experiencia de estas mujeres. Hay poquísimos estudios de tipo cualitativo que analicen la experiencia de las mujeres que han gestado para otros o que hagan seguimiento de su salud tras el parto (Olza Fernández 2018). Los más conocidos y difundidos suelen ser los del grupo de Susann Golombok, investigadora de Cambridge que lleva años siguiendo a un pequeño grupo de familias así creadas en Reino Unido (Imrie, Jadva 2014). Sus resultados no son malos (Golombok et al. 2013), pero hay que tener muy en cuenta el contexto, ya que el estudio se realiza en Reino Unido, en formato de gestación “altruista”, las gestantes son reconocidas legalmente y figuran como tales en los documentos de identidad de sus hijos, mantienen contacto con las familias que se quedan a los bebés, hay buenos servicios de salud públicos y además se les hace este seguimiento (Jadva et al. 2003). Los resultados pues dicen poco o nada sobre que pueden estar viviendo mujeres que gestan para otros por razones económicas, la llamada “gestación subrogada comercial” en países pobres. Por eso si queremos profundizar para comprender la dimensión de esta forma de explotación reproductiva vale la pena leer algunos de los pocos estudios cualitativos realizados en países como India, Irán, o Latinoamérica. De hecho, con el cierre de mercados como India o la guerra en Ucrania el mercado de recién nacidos se ha vuelto a deslocalizar hacia países de habla hispana, siendo ahora destinos favoritos países como México, Colombia o Argentina, donde las mafias dedicadas a la trata y explotación de mujeres y bebés están expandiendo su campo de acción y actuando de maneras cada vez más peligrosas[1]. El “Informe de la Relatora Especial sobre la venta y la explotación sexual de niños, incluidos la prostitución infantil, la utilización de niños en la pornografía y demás material que muestre abusos sexuales de niños (A/HRC/37/60)” de 2018 ya describió la gestación subrogada como una práctica de trata, explotación y venta de seres humanos[2].

La principal razón que mencionan estas madres de países pobres en los estudios para aceptar la subrogación es la económica, pero cuando se leen sus testimonios aparece un aspecto que probablemente englobe casi todo, que es la violencia de género. Para empezar la decisión de someterse a esta práctica casi siempre se da en un contexto explícito de violencia de género: es el marido o pareja quien decide que la mujer geste, de manera similar al proxenetismo en la explotación sexual. Este dato aparece en varios estudios: fueron los maridos lo que insistieron en que sus mujeres gestaran para otros incluso si ellas no querían  (Karandikar et al. 2014). En Irán, por ejemplo, solo las mujeres casadas que tengan al menos un hijo vivo pueden gestar para otros y es necesario que tengan el permiso de su marido (Taebi et al. 2020). A veces lo hacen para pagar las deudas que él ha contraído y algunas ni siquiera llegan a tocar ese dinero: “Lo hice por mi marido, él tenía muchas deudas que había que pagar. Con el dinero que recibimos pagó todas sus deuda.”  (Taebi et al. 2020) . Una mujer de 28 años dijo: “Mi esposo tomó todo el dinero. Él no me dio nada. Era el que me generó todos los problemas pero no recibí ningún dinero»  (Taebi et al. 2020).

Otras expresan enfado con el marido por razones parecidas: “estaba tan desesperada que incluso pensé en vender a mi hijo. Un médico dijo que había un centro que pondría un bebé en mi útero para llevarlo durante nueve meses, y recibiría mucho dinero a cambio. Hice esto porque no tenía dinero para alquilar una casa. Mi esposo está enfermo y no puede trabajar. Pero el dinero no alcanzó para todo, el lo gastó muy rápido.” (Taebi et al. 2020)..

En otro estudio iraní una madre expresa: Mi marido dejó de tener relaciones conmigo…No me dijo porque, pero me imaginé que era por miedo a dañar al bebé. Me molestó mucho, pero me aguanté para no molestarle…” (Ahmari Tehran et al. 2014).

Entre las razones de estas mujeres para tomar esta decisión de gestar para otros destaca la pobreza. De hecho, el primer tema que aparece en el análisis cualitativo es esa “desesperación”: la magnitud de la pobreza les había hecho optar por gestar para otros, la situación la describían como desesperada.

“Este proceso es tan sumamente estresante que si tuviera dinero no lo haría, aunque me pagaran diez veces más…pero estoy tan necesitada de dinero que lo haría incluso si me pagaran un tercio de lo que me han pagado”  (Saravanan 2013).

Sobre cómo viven el embarazo, muchas lo describen como tremendamente difícil. En parte por el rechazo que perciben en su entorno social, en parte por las dificultades inherentes al propio embarazo. Destacan el dolor y sufrimiento, suelen ser embarazos muy medicalizados, con muchos tratamientos y problemas físicos. Una madre que tuvo un embarazo múltiple contaba: “Tuve un embarazo de trillizos. Estuve hospitalizada desde el quinto mes del embarazo. Tuve hipertensión. No podía acostarme. Solía sentirme ahogada. Tuve que sentarme todo el tiempo. Deseaba poder dormir normalmente por una noche. no podía comer nada más que pollo. No podía beber leche. Me dieron suplementos. Fue un embarazo terrible. yo era más una enferma que una mujer embarazada. Las que han tenido embarazos de trillizos pueden entenderme” (Taebi et al. 2020).

Además, en muchos casos tienen que estar lejos de sus familias de origen sin sus hijos durante un tiempo largo, y permanecer en una casas con otras gestantes durante los últimos meses del embarazo. Una refería que “constantemente quería irme a casa”  (Karandikar et al. 2014).  También describen el estrés constante que supone “tener que cuidarse extremadamente por el bien del bebé, para que saliera bien todo y poder cobrar” (Jacobson, 2021). Además del miedo a tener un aborto, o una cesárea “tenía manchado y estaba muy ansiosa porque podría perder a este niño después de pasar tanto tiempo y esfuerzo; soportando todas estas inyecciones y tratamientos para nada.»  (Taebi et al. 2020) Todas se habían preocupado enormemente por la salud del bebé. Destacaba el miedo a que se complicara algo o a perderlo y no recibir los ingresos. “Tenía mucho miedo a que el bebé fuera discapacitado, y entonces no lo fueran a querer y tuviera que quedármelo yo: ¿qué iba a ser de mi con un bebé retrasado?”. ”Mucho miedo a perderlo en un aborto y no ganar el dinero» (Ahmari Tehran et al. 2014).

A nivel emocional, describen lo durísimo que era gestar y sentir un bebé que luego no iba a ser suyo. Todas las participantes afirmaron que intentaron no tener sentimientos maternales hacia el bebé en su útero. La relación con el resto de la familia tampoco suele ser fácil: “No supe que decirle a mi hija pequeña. Me preguntaba a menudo:  Mamá: ¿me vas a traer un hermano o una hermana? No fui capaz de decirle nada”. “Tenía miedo a que lo supiera el resto de la familia. Nosotros no teníamos mas hijos por dinero, ¿qué iba a decir si me preguntaban? Mi marido me decía que les dijera que había sido un accidente…» (Ahmari Tehran et al. 2014)

Del parto y posparto destacan la dura entrega del bebé “me hacía sentir rota,  como si yo fuera una persona sin sentimientos  (Taebi et al. 2020)“.  Muchas se esfuerzan por pensar que el bebé que dan no es suyo, y se repiten que están gestando “el bebé de otros.”  (Yee et al. 2020).  Describen también la decepción en muchos casos con los compradores del bebé “ni siquiera preguntaron por mi ni como estaba después de la cesárea”  (Yee et al. 2020). También cuentan  el sufrimiento emocional tras la entrega del bebé genera un duelo dificilísimo. Una iraní estudiante de doctorado de 33 años dice, “tras el parto tuve una depresión grave, ni siquiera pude retomar mis estudios; no podía cuidar de mi propio hijo; no quería ver a mi esposo, porque pensaba que si él hubiera tenido más dinero, no debería pasar por esto. Me tuve que ir a casa de mis padres seis meses y comenzar el tratamiento. Solo ahora, tras ocho meses he podido dejar las pastillas y volver a la universidad” (Taebi et al. 2020) “A veces pienso si podrá reconocerme después de 20 años cuando sea un hombre joven? ¿Cómo se verá? ¿Qué debo decirle si le veo ¿a él? ¿Le gustaré o no?”  (Taebi et al. 2020)

En resumen, por más que la industria de la reproducción asistida lo maquille y lo vista de rosa, gestar para otras/os es una experiencia durísima, una forma de explotación reproductiva extrema, en contextos de violencia de género y pobreza económica que genera un sufrimiento importante para las que lo transitan y con riesgos altos para su salud física y mental a corto y largo plazo. Como feministas y agentes de salud es urgente que visibilicemos todos estos impactos.

REFERENCIAS.

 

AHMARI TEHRAN, H., et al, 2014. Emotional Experiences in Surrogate Mothers: A Qualitative Study. Iranian Journal of Reproductive Medicine, July 01, vol. 12, no. 7, pp. 471-480 ISSN 1680-6433.

GOLOMBOK, S., et al, 2013. Children Born through Reproductive Donation: A Longitudinal Study of Psychological Adjustment. Journal of Child Psychology and Psychiatry, and Allied Disciplines, 20121123, Jun, vol. 54, no. 6, pp. 653-660 ISSN 1469-7610. DOI 10.1111/jcpp.12015 [doi].

IMRIE, S. and JADVA, V., 2014. The Long-Term Experiences of Surrogates: Relationships and Contact with Surrogacy Families in Genetic and Gestational Surrogacy Arrangements. Reproductive BioMedicine Online, Oct 1, vol. 29, no. 4, pp. 424-435. Available from: https://www.clinicalkey.es/playcontent/1-s2.0-S1472648314003538 MEDLINE. ISSN 1472-6483. DOI 10.1016/j.rbmo.2014.06.004.

JADVA, V., et al, 2003. Surrogacy: The Experiences of Surrogate Mothers. Human Reproduction (Oxford), Oct, vol. 18, no. 10, pp. 2196-2204. Available from: https://api.istex.fr/ark:/67375/HXZ-0Q1622XG-C/fulltext.pdf MEDLINE. ISSN 0268-1161. DOI 10.1093/humrep/deg397.

KARANDIKAR, S., GEZINSKI, L.B., CARTER, J.R.and KALOGA, M., 2014. Economic Necessity Or Noble Cause? A Qualitative Study Exploring Motivations for Gestational Surrogacy in Gujarat, India. Los Angeles, CA: SAGE Publications, May 1, CrossRef. ISBN 0886-1099.

OLZA FERNÁNDEZ, I., 2018. Los Aspectos Médicos De La Gestación Subrogada Desde Una Perspectiva De Salud Mental, Holística Y Feminista. Dilemata, no. 28, pp. 1-12. Available from: https://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=6694789 ISSN 1989-7022.

SARAVANAN, S., 2013. An Ethnomethodological Approach to Examine Exploitation in the Context of Capacity, Trust and Experience of Commercial Surrogacy in India. Philosophy, Ethics, and Humanities in Medicine, vol. 8, no. 1, pp. 10. Available from: https://doi.org/10.1186/1747-5341-8-10 ISSN 1747-5341. DOI 10.1186/1747-5341-8-10.

TAEBI, M., ALAVI, N. and AHMADI, S., 2020. The Experiences of Surrogate Mothers: A Qualitative Study. Nursing and Midwifery Studies, Jan 1, vol. 9, no. 1, pp. 51-59. Available from: http://www.nmsjournal.com/article.asp?issn=2322-1488;year=2020;volume=9;issue=1;spage=51;epage=59;aulast=Taebi;type=0 CrossRef. ISSN 2322-1488. DOI 10.4103/nms.nms_19_19.

YEE, S., HEMALAL, S. and LIBRACH, C.L., 2020. «Not My Child to Give Away»: A Qualitative Analysis of Gestational Surrogates’ Experiences. Women and Birth: Journal of the Australian College of Midwives, May, vol. 33, no. 3 [viewed Nov 4, 2020], pp. e256-e265 ISSN 1878-1799. DOI 10.1016/j.wombi.2019.02.003.

[1] https://elpais.com/america-colombia/2023-01-03/el-mercado-de-los-vientres-de-alquiler-en-colombia-un-bebe-a-4000-dolares.html

[2] Informe de la Relatora Especial sobre la venta y la explotación sexual de niños, incluidos la prostitución infantil, la utilización de niños en la pornografía y demás material que muestre abusos sexuales de niños (A/HRC/37/60). https://reliefweb.int/report/world/informe-de-la-relatora-especial-sobre-la-venta-y-la-explotaci-n-sexual-de-ni-os

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1 comentario en “La durísima experiencia de gestar para otros”

  1. Es impactante!! La ciencia avanza a pasos agigantados, pero qué hay de lo verdaderamente humano? De las necesidades insatisfechas? Del desarrollo psíquico de estas personas y la construcción de la subjetividad de esos niños y niñas gestados en una persona para ser “hijos” de otras?
    La comercialización de la maternidad y el poco respeto de estas mujeres???

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