Acaba el año y como acostumbro reviso mi blog para recordarme como ha sido este 2019 que empecé deseando vivir con más amor y menos miedo.Pues sí, ahora que termina veo que el deseo se ha cumplido. Aun ando procesando todo lo que he vivido en este mes de diciembre en Chile y Argentina, tanto cariño que he recibido, ¡cuánto amor!…

Y reflexiones muy interesantes en todos los encuentros. Recuerdo una compañera psicóloga argentina que nos contó como, cuando por fin se encontró con su primera hija en brazos, después de años trabajando como psicóloga, pensó «tengo que llamar a mis pacientes para pedirles disculpas por todas las cosas que les dije sin tener ni idea«. Así hablábamos de todo lo que necesitamos desaprender cuando siendo profesionales nos convertimos en madres. De lo inadecuado y dañinos de muchos mensajes que aun se siguen dando a las madres desde las facultades y consultas. De como se perpetúa el patriarcado diciendo a las madres lo que pueden y no pueden hacer con sus embarazos, sus cuerpos, sus partos, sus bebés…

Otra contaba con lágrimas como, después de años de activismo y lucha para lograr que no se maltrate a las madres en el parto, a diario le siguen llegando madres literalmente destrozadas por la violencia con que se tratan sus cuerpos en el paritorio… Y  nombraba el dolor y del cansancio que a menudo sentimos las que estamos cerca, profesionales y activistas, acompañando y sosteniendo ese dolor. Queda tantísimo por hacer. Seguramente lo mejor de este año haya sido la publicación del potente informe de la ONU sobre violencia obstétrica que reconoce que intervenciones como la cesárea o la episiotomía sin consentimiento son tortura.

Por desgracia en nuestro entorno la persecución a las madres parece ser cada vez peor. En este año hemos vivido cosas terribles, mujeres informadas y empoderadas que al plantear que no aceptaban lo que los sanitarios les ofrecían se han visto acosadas, perseguidas, denunciadas…¡Más de una incluso se encontró con que la policia venía a su casa para llevarla al hospital por orden judicial! Qué peligrosas somos las madres cuando lo tenemos tan claro. Cuando luchamos como mamíferas por nuestras criaturas, cuando nos negamos a aceptar las violentas normas del patriarcado, que todavía sigue pretendiendo decirnos que dejemos llorar a nuestras criaturas solas en cunas o que los  destetemos cuanto antes para volver a producir…

Hablando, escuchando a las compañeras de aquí y allí, madres, activistas, profesionales, que expresaban emocionadas lo que para ellas está significando toda esta lucha que cada una lleva a cabo para poder cuidar a las madres como merecen,  una de las palabras que mas he escuchado ha sido SANAR. Los espacios formativos que facilitamos desde el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal que ahora dirijo son para muchas mujeres y/o profesionales  mucho más que un lugar donde aprender, un sitio donde poder pensar que tipo de madres querían o quieren ser, como romper la transmisión de la violencia en la crianza, como ser madres siendo feministas, como trabajar con las madres y los bebés…y, sobre todo, un lugar donde sanar.

Sanar. Si, estamos sanando la maternidad, nos estamos sanando como madres y como hijas. En este difícil momento, de desmontar un patriarcado que conforme se ve más amenazado se vuelve más peligroso, creo que es clave comprender hasta que punto el patriarcado precisamente se construye destrozando la maternidad. Cotidianamente se rompe ese vínculo entre madres y criaturas, se nos recuerda de mil maneras que como gestantes solo somos contenedoras de productos o como madres consumidoras en potencia de artilugios y productos que además dañan tantísimo a nuestra madre tierra.

Si, lo estamos haciendo poco a poco, de forma imperceptible y casi invisible. Sanando la maternidad, cuidando a las más vulnerables empezando por los recién nacidos, honrando la vida y sus transformaciones…La nuestra es una lucha imprescindible en el feminismo, y cada vez lo tenemos más claro. Poniendo los cuidados de la vida en el centro de todo, empezando por lo más frágil precioso y vulnerable, y comprendiendo que somos naturaleza.

Gracias, y como decimos en esta video-felicitación que hemos preparado desde el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, que el 2020 nos traiga mucha oxitocina, alegría y aprendizajes.

 

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0 comentarios en “Sanar la maternidad, sanar a las madres”

  1. Gracias por tan hermoso saludo, y por ser inspiración y acompañarnos. Brindo por más oxitocina y mejores nacimientos! Abrazo querida Ibone.

  2. Maravilloso artículo de fin de año!!! Gracias por darle voz a nuestra lucha y dirigir el imprescindible Instinto Europeo de Salud Mental Perinatal que tanto he disfrutado a lo largo de este año… un Abrazo desde Bruselas

  3. María Fernanda Gonzalez

    Gracias Ibone por tus amorosas palabras que crean espacios «oxicitocinicos». Te mando un abrazo de despedida de 2019 y otro de comienzo de 2020. Un fuerte abrazo desde entre Ríos, Argentina

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