Cuando veo a esa niña princesa en la portada de una revista siento tristeza. Para empezar no entiendo por qué si no se publican las fotos de otros niños o niñas «hijos de» por respeto a su intimidad esta niña ocupa todas las portadas, ¿acaso no tiene los mismos derechos que el resto de niñas?
Para seguir, si unos padres durante el embarazo me cuentan que ya tienen planeado a que se va a dedicar su primogénita y que toda su formación va a ir encaminada a que de mayor sea esto o lo otro me preocupo seriamente. Hoy al ver esta portada me he imaginado por un momento que fuera mi propia hija, cuando tenía seis años. Que alguien, siglos atrás, hubiera decidido que por ser hija mía, sería psiquiatra. Que en una portada de difusión nacional se comentara como iba preparándose para ser psiquiatra infantil como su madre desde la guardería. Sólo de imaginármelo se me han puesto los pelos de punta, ¡qué carga tan pesada!
Mi trabajo consiste en ponerme en el lugar de los más pequeños, entender cómo se sienten, y desde ahí ayudarles a crecer sanos y felices. Esta niña princesa inspiró mi cuentito El rey que mataba elefantes. Hoy vuelvo a desear que pueda crecer en una república que respete a todas las niñas y niños, que se vea libre de semejante carga, que no salga en más portadas. Que sea lo que le dé la real gana. Qué sólo conozcamos principitos y princesas en los cuentos.
6 comentarios en “La República de las niñas”
Nunca se me había ocurrido este motivo para desear la república, pero es igual o más válido que cualquier otro…… Interesante también.
Tienes razón, pero ¿no te parece que en el fondo cada papa y cada mama preparan a su prole para lo que ellos también consideran «lo mejor» para sus hijos? ¿No es muy parecido a lo de la princesa?
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
Pienso en mi hijo, el cole, sus compas, cierto, gozan de intimidad y tienen la suerte de poder jugar y mancharse de barro en vacaciones, pero ¿hasta qué punto son, serán dueños de sus propias vidas?
Lo de estar quieta tantas horas en el aula, orientar tanto la actividad infantil hacia el curriculum y el mercado laboral, las asignaturas…, que casi no tienen tiempo de jugar e inventar mundos propios, la contemplación virtual de la vida en libros y pantallas, sin sumergirse y sin cuestionar el statu quo, el sometimiento al juicio externo continuo, tantos corsés que damos por hecho y expectativas que transmitimos… Aunque algunos puedan llegar a “elegir carrera” (si podemos pagarla y no son expulsados antes de la competición) ¿no orientamos sin querer las vidas de nuestros hijos hacia un camino demasiado estrecho, para de mayor ser dócil trabajador y consumidor de status aceptable, sumiso de relojes, bancos y mandones varios?
Me pregunto qué hacer en el día a día para que también nuestras niñas plebeyas sean realmente libres de construirse creativamente a sí mismas.
No dejo de pensar la suerte que tiene mi hijo, que aprovechando las lluvias de Asturias, lleva todas estas vacaciones haciendo piscinas de tierra y piedras……..
Esta misma mañana comenté en facebook el enlace de esa publicación. Me ha horrorizado. Otra infancia robada más…
No dejo de pensar el por qué mucha gente encuentra grandes diferencias entre la vida que se le da a esta pequeña princesa y las bodas programadas que aún existen en muchas culturas… Por poner un ejemplo entre tantos otros de decisiones tomadas en nombre de otros, que poco o nada pueden hacer por tomar las riendas de su propia vida. Qué triste!
Un abrazo.
Ai, Ibone, yo pensé lo mismo. Me dan tanta penita estas niñas….y tanta rabia su madre lista, listísima, más lista que nadie y tan guapa y tan moderna, con su maravillosa historia de cuento, haciendo el imbécil de una forma tan tremenda…