Querida Audre Lorde
Te escribo esta carta para agradecerte que escribieras “Los diarios del cáncer” allá por 1980. Aunque ya no estés en este mundo, me gustaría poder expresarte cuánto me están sirviendo y ayudando tus palabras. Me he sentido muy identificada con lo que viviste y con cómo lo transitaste a pesar de que nos separen cinco décadas y mi vida tenga tan poco que ver con la tuya.