Saber pedir, saber recibir, saber celebrar.
Así dicho parece muy sencillo, y sin embargo a muchísimas mujeres se nos ha olvidado lo importantes que son estas tareas, o algunas incluso tal vez nunca lo aprendieron. Para saber pedir hay que haber escuchado muy bien el propio deseo profundo, para recibir es preciso tener el alma muy abierta y aceptar que a veces lo que una desea llega a través de quien menos lo esperas. Celebrar significa a veces crear nuevos ritos de paso si no encontramos lo que nuestro deseo nos pide.
Hace ahora cinco años mi íntima amiga Helena Eyimi se encontraba en las últimas semanas de su segundo embarazo. Leyó una historia sobre el baño de la reina y sintió que ella se merecía y deseaba algo así. Así que pensó en convocar un encuentro con mujeres amigas para celebrar su embarazo y próximo parto.
Helena envió a las amigas una invitación manuscrita que empezaba así:
«Mi querida …:
Como bien sabes, ¡nuestro próximo bebé nacerá muy pronto! Deseamos reunirnos para celebrarlo y bendecirlo, es por ello que estás invitada junto a … al íntimo encuentro que haremos en la parcela. Será el 22 de Abril, os esperamos de 11:30h. a 12h. Trataremos de ser puntuales para empezar todas juntas el ritual «El Baño de la Reina»
Si venís, por favor traed lo siguiente:
– Comida y bebida para compartir
– Ropa cómoda, preferiblemente blanca, clara
– 1 Litro de leche»
Y terminaba con una cita: «Encontré a Dios en mí misma y la amé, la amé ferozmente» de Ntozake Shange.
Aquel domingo de abril cuando nos recibió a todas en su casa Helena se sentía plena y feliz, radiante de energía. Quería compartirlo y celebrarlo con todas nosotras. En aquel círculo de mujeres cada una expresó sus deseos para la bebé que estaba a punto de venir al mundo.
Luego pasamos a preparar el baño de la reina que Helena nos había pedido.
Una enorme bañera redonda llena de agua y leche caliente. Pétalos de flores, la música de Helena, velas, y la luz del mediodia.
Una por una fuimos bañando a Helena con leche y miel.
Como suele pasar en las reuniones de madres amigas y niños y niñas el ritual empezó con solemnidad y terminó con juerga y alegría: todas metidas en la bañera disfrutando con Helena.
Aquel día Helena nos enseñó a todas las demás a saber pedir sin miedo a parecer egoístas, a recibir con placer y a celebrar como se merece la vida que crece en los vientres de las mujeres.
Con su deseo de recibir el baño de la reina creó un pequeño ritual para todas, una celebración de su embarazo alejada del consumismo imperante que nos hace pensar que la única forma de celebrar es consumiendo y comprando cosas que no necesitamos y que contaminan nuestra tierra.
Dos semanas después en aquella misma casa vino al mundo la pequeña Abril.
5 comentarios en “El baño de la reina”
Qué hermosa experiencia Helena! Siempre he creído que las mujeres debemos parir en un ambiente de alegría y amor. Nada mejor que prepararlo con este ritual del baño de la reina!
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Que recuerdos tan hermosos, que día lleno de emociones….
Mi comadre Lola Molina me lo contó una vez y yo estaba segura que deseaba un «Baño de la Reina» para mí. Y así fué.
Muchas gracias Ibone.
Los hombres tenemos muchísimo que aprender de las mujeres. Y mejor iría a la sociedad en su conjunto, sin duda.
Como detalle colateral: si queréis hacer lo del baño en leche, es buena idea la leche en polvo 🙂