La violencia obstétrica sólo cesará cuando los profesionales de la atención al parto puedan reflexionar y sanar sus propias heridas, es decir, el dolor que acarrean fruto de la (de)formación que recibieron. Matronas, ginecólogas, residentes,enfermeras…muchas dejaron de trabajar en el paritorio porque no soportaban trabajar de forma violenta, no se sentían capaces de hacer episiotomías a mansalva, kristellers, o observar como otros lo hacían. Las que siguen ahí, en paritorios donde el respeto hacia las mujeres no es absoluto continuan sufriendo, con insomnio, con irritabilidad, con conflictos graves en ocasiones. A menudo esa sensibilidad exquisita se vive como un fallo personal, como no ser capaz de hacer lo que otros si hacen, o de cobardía por no atreverse a dejar el puesto de trabajo o a plantarse ante los que dan ordenes absurdas y dañiñas. Tenemos que seguir creando espacios de encuentro y debate para profesionales de la atención al parto, donde puedan escucharse y reconocer su propio dolor para desde ahí poder cambiar la atención a madres y bebés.
Comparto aquí la versión en castellano de un artículo que he publicado en el último número de Midwifery Today.
Artículo original: PTSD and obstetric violence. Ibone Olza Fernández. Publicado en Midwifery Today issue 105 Spring 2013.
El parto puede ser muy traumático para algunas mujeres. En la última década diversos estudios han encontrado una alta prevalencia de síntomas de estrés postraumático tras el parto. Así, en un estudio británico un tercio de las mujeres describían su parto como traumático y referían haber temido por su vida o la de su bebé, o que este tuviera serias secuelas (Soet, Brack, & DiIorio, 2003). En los estudios realizados en población general en Australia y Reino Unido se observa que entre el 1 y el 6% de las mujeres desarrollan un trastorno de estrés postraumático (TEPT) completo tras el parto (Ayers & Pickering, 2001; Creedy, Shochet, & Horsfall, 2000). En Estados Unidos, una encuesta nacional encontró que el 18% de las mujeres presentaban síntomas altos de TEPT posparto (Beck, Gable, Sakala, & Declercq, 2011) . En general se estima que aproximadamente el 35% de las madre presenta algún grado de TEPT (Allen, 1998; Creedy et al., 2000; Soet et al., 2003).
El parto traumático se ha definido como aquel en el que “hay un peligro real o amenaza vital para la madre o para su bebé” (Beck & Watson, 2008). Son muchos los profesionales sanitarios que desconocen o ignoran los signos del trauma psicológico y emocional (Beck, 2004b) . Como dice Beck “el trauma del parto reside en la mirada de quien lo percibe”, lo que implica que trauma es lo que a cada mujer le resulta traumático durante su experiencia de parto (Beck, 2004a). La experiencia de parto traumático se acompaña de miedo, indefensión y terror, y suele ir seguida de toda una serie de pensamientos que incluyen recuerdos vívidos del suceso, flashbacks, pesadillas e irritabilidad (Ayers, 2004; Olde, van der Hart, Kleber, & van Son, 2006). Puede afectar seriamente a las mujeres y a sus familias.
Los estudios cualitativos muestran que un tema central para estas mujeres traumatizadas es el haber recibido unos cuidados inadecuados (Allen, 1998). Así un meta análisis sobre las percepciones y experiencias de las mujeres con partos traumáticos mostró como a menudo el trauma de las mujeres es el resultado de las acciones (u omisiones) de las matronas, médicos y enfermeras (Elmir, Schmied, Wilkes, & Jackson, 2010). En dicho estudio las mujeres describían como habían sentido que no tenían ningún control sobre su experiencia de parto. Les habían tratado de forma autoritaria en la toma de decisiones, sus opiniones habían sido ignoradas. Los profesionales no les habían respetado como personas, ni respetado su derecho al consentimiento informado (Thomson & Downe, 2008). Se sentían traicionadas, algunas señalaban incluso como habían aceptado intervenciones como la anestesia epidural o la extracción con ventosa sólo para poder finalizar el trauma que estaban viviendo (Goldbort, 2009). Muchas contaban que habían sido tratadas de forma deshumanizada, irrespetuosa y descuidada. Para describir el trato recibido por los profesionales utilizaban palabras como “bárbaro, invasivo, terrible y degradante (Thomson & Downe, 2008). Otras decían haber sido tratadas como “un cacho de carne” o “una baldosa de la pared” para explicar el trato deshumanizado recibido durante el parto, describiendo una falta total de consideración hacia ellas como seres humanos (Beck, 2004b). Lo estaban pasando tan mal que solo deseaban que la ordalía del parto terminara, incluso con fantasías de muerte como única forma de evadirse del intenso dolor y trauma (Thomson & Downe, 2008). Muchas seguían teniendo recuerdos muy vívidos años después del parto traumático. Probablemente el maltrato tenga un impacto mucho mayor cuando sucede intraparto, un momento en que el cerebro materno está bañado en neurohormonas específicas que lo preparan para el inicio del vínculo.
Resumiendo, los estudios indican que las mujeres con frecuencia salen traumatizadas de sus partos como consecuencia de las acciones y omisiones de matronas, enfermeras y mé dicos (Elmir et al., 2010).
Las activistas del parto han definido este maltrato a las parturientas por parte de los profesionales de la salud desde una perspectiva diferente, y han visibilizado las secuelas emocionales del mismo. Curiosamente solo lo han llamado abuso las personas que se presentan como activistas del parto, como Susan Hodges (Presidenta de Citizens for Midwifery) o la matrona y defensora del parto en casa Shelia Kitzinger. Conviene recordar que el activismo del parto a menudo es una más de las secuelas que deja un parto traumático (Sawyer & Ayers, 2009). Nombrar el abuso que sufren muchas mujeres en el parto es el primer paso para erradicar el problema, según Hodges. Según ella, drogar o cortar a una embarazada sin que haya una indicación médica es un acto de violencia, incluso cuando el que lo hace es un médico en un hospital. Prácticas inadecuadas, como dar oxitocina sintética hasta que se produce sufrimiento fetal (y entonces la cesárea es urgente) son también un abuso claro, aunque muy pocas mujeres sepan que esto es una forma de maltrato (Hodges, 2009). Kitzinger destaca como algunas mujeres sienten el parto como una forma de violación, y como muchas mujeres que han sufrido un parto traumático presentas los mismos síntomas que las víctimas de violaciones (Kitzinger, 2006). El termino “violación en el parto” (birth rape) lo han utilizado mujeres que sienten que fueron violadas en sus partos y forzadas a consentir a algunos procedimientos sin que se les hubiera informado con detalle ni se les hubiera explicado los riesgos de las mismas.
Para los profesionales sanitarios suele ser muy difícil aceptar la palabra “violación” referida a un parto en un hospital. Sin embargo, es frecuente que los profesionales del parto estén igualmente traumatizados por esa forma de trabajo tan deshumanizada. Las enfermeras pueden sentirse impotentes e incapaces de intervenir para evitar el trauma. En un estudio reciente de Beck, el 26% de las enfermeras obstétricas cumplían todos los criterios diagnósticos para un screening positivo como TEPT por exposición a sus pacientes durante el trauma (Beck & Gable, 2012). Presenciar lo que las enfermeras del paritorio definían como partos abusivos (abusive deliveries) amplificaba su riesgo de sufrir trauma secundario. En ese estudio cualitativo, las enfermeras utilizaban frases como “el médico le violó”, “un parto perfecto se convirtió en violento”, “fue innecesariamente rudo con su periné”, “me sentí cómplice de un crimen” o incluso “me sentí como si estuviera presenciando una violación”. Estas enfermeras se sentían tremendamente culpables y decían que habían fallado a sus pacientes al no defenderlas ni cuestionar las cosas que estaban haciendo los obstetras.
El primer país que ha reconocido la violencia obstétrica como concepto legal ha sido Venezuela. En la Ley Orgánica sobre el Derecho de las mujeres a una vida libre de violencia publicada el 19 de marzo de 2007 se define como violencia obstétrica: “La apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por prestadores de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres» (Perez D’Gregorio, 2010). En el artículo 51 de dicha ley se detalla que se considerarán actos constitutivos de violencia obstétrica: 1) No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas. 2) Obligar a la mujer a parir en posición supina y con las piernas levantadas, existiendo los medios necesarios para la realización del parto vertical. 3) Obstaculizar el apego precoz del niño o niña con su madre sin causa médica justificada, negándole la posibilidad de cargarlo o cargarla y amamantarlo o amamantarla inmediatamente al nacer. 4) Alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer. 5) Practicar el parto por vía de cesárea, existiendo condiciones para el parto natural, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer (Perez D’Gregorio, 2010).
Para las usuarias es fácil comprender el concepto de violencia obstétrica. Nombrarlo puede facilitar que muchas mujeres revelen sus traumas de parto como primer paso para la recuperación emocional. Conseguir que los profesionales comprendan en profundidad la violencia obstétrica parece crucial ya que esta puede ser consecuencia de la medicalización extrema del parto, que también conlleva una negación de los aspectos más espirituales del mismo (Callister, 2004). Las razones que llevan a los profesionales que atienden partos a ejercer la violencia obstétrica pueden ser variadas:
- La falta de formación y de habilidades técnicas para afrontar los aspectos emocionales y sexuales del parto.
- El propio trauma no resuelto. La medicalización del parto provoca complicaciones iatrogénicas severas (Belghiti et al., 2011; Johanson, Newburn, & Macfarlane, 2002). Si los profesionales no tienen un espacio de apoyo donde abordar este aspecto iatrogénico de los cuidados pueden entrar en una espiral de medicalización creciente como única estrategia defensiva. Entonces el parto se percibe como un suceso muy peligroso, “una bomba de relojería a punto de estallar”, sin que los que lo atienden lleguen a ser conscientes de como la cascada de intervenciones innecesarias desencadena la iatrogenia dando lugar a más intervencionismo, más riesgo y más dolor.
- Los profesionales del parto que tienen un síndrome de burnout generan un trato aún más deshumanizado con lo cual las cifras de mujeres que sufren partos traumáticos pueden seguir aumentando indefinidamente.
Es preciso situar la violencia obstétrica en el centro del debate para poder comenzar a cerrar el círculo vicioso y poner fin a la violencia en el parto. La comprensión de la relación existente entre el TEPT en las mujeres, el maltrato y las causas que favorecen ese tipo de cuidado por parte de los profesionales es urgente. Además hay que visibilizar el alto y profundo sufrimiento emocional que llevan consigo muchos profesionales del parto y abordarlo terapéuticamente. Los modelos de atención al parto normal dirigidos por matronas favorecen la continuidad de los cuidados y la participación plena de las mujeres en su experiencia de parto. Es necesario un dialogo continuo entre grupos de usuarias y profesionales para poner fin a la violencia obstétrica
Referencias
Allen, S. (1998). A qualitative analysis of the process, mediating variables and impact of traumatic childbirth
. Journal of Reproductive and Infant Psychology, 16(2-3), 107-131. doi: 10.1080/02646839808404563
Ayers, S. (2004). Delivery as a traumatic event: Prevalence, risk factors, and treatment for postnatal posttraumatic stress disorder. Clinical Obstetrics and Gynecology, 47(3), 552-567.
Ayers, S., & Pickering, A. D. (2001). Do women get posttraumatic stress disorder as a result of childbirth? A prospective study of incidence. Birth (Berkeley, Calif.), 28(2), 111-118.
Beck, C. T. (2004a). Birth trauma: In the eye of the beholder. Nursing Research, 53(1), 28-35.
Beck, C. T. (2004b). Post-traumatic stress disorder due to childbirth: The aftermath. Nursing Research, 53(4), 216-224.
Beck, C. T., & Gable, R. K. (2012). A mixed methods study of secondary traumatic stress in labor and delivery nurses. Journal of Obstetric, Gynecologic, and Neonatal Nursing : JOGNN / NAACOG, doi: 10.1111/j.1552-6909.2012.01386.x; 10.1111/j.1552-6909.2012.01386.x
Beck, C. T., Gable, R. K., Sakala, C., & Declercq, E. R. (2011). Posttraumatic stress disorder in new mothers: Results from a two-stage U.S. national survey. Birth (Berkeley, Calif.), 38(3), 216-227. doi: 10.1111/j.1523-536X.2011.00475.x; 10.1111/j.1523-536X.2011.00475.x
Beck, C. T., & Watson, S. (2008). Impact of birth trauma on breast-feeding: A tale of two pathways. Nursing Research, 57(4), 228-236. doi: 10.1097/01.NNR.0000313494.87282.90
Belghiti, J., Kayem, G., Dupont, C., Rudigoz, R. C., Bouvier-Colle, M. H., & Deneux-Tharaux, C. (2011). Oxytocin during labour and risk of severe postpartum haemorrhage: A population-based, cohort-nested case-control study. BMJ Open, 1(2), e000514. doi: 10.1136/bmjopen-2011-000514
Callister, L. C. (2004). Making meaning: Women’s birth narratives. Journal of Obstetric, Gynecologic, and Neonatal Nursing : JOGNN / NAACOG, 33(4), 508-518.
Creedy, D. K., Shochet, I. M., & Horsfall, J. (2000). Childbirth and the development of acute trauma symptoms: Incidence and contributing factors. Birth (Berkeley, Calif.), 27(2), 104-111.
Elmir, R., Schmied, V., Wilkes, L., & Jackson, D. (2010). Women’s perceptions and experiences of a traumatic birth: A meta-ethnography. Journal of Advanced Nursing, 66(10), 2142-2153. doi: 10.1111/j.1365-2648.2010.05391.x; 10.1111/j.1365-2648.2010.05391.x
Goldbort, J. G. (2009). Women’s lived experience of their unexpected birthing process. MCN.the American Journal of Maternal Child Nursing, 34(1), 57-62. doi: 10.1097/01.NMC.0000343867.95108.b3
Hodges, S. (2009). Abuse in hospital-based birth settings? The Journal of Perinatal Education, 18(4), 8-11. doi: 10.1624/105812409X474663
Johanson, R., Newburn, M., & Macfarlane, A. (2002). Has the medicalisation of childbirth gone too far? BMJ (Clinical Research Ed.), 324(7342), 892-895.
Kitzinger, S. (2006).
Birth as rape: There must be an end to ‘just in case’ obstetrics. British Journal of Midwifery, 14(9), 544-545.
Olde, E., van der Hart, O., Kleber, R., & van Son, M. (2006). Posttraumatic stress following childbirth: A review. Clinical Psychology Review, 26(1), 1-16. doi: 10.1016/j.cpr.2005.07.002
Perez D’Gregorio, R. (2010). Obstetric violence: A new legal term introduced in venezuela. International Journal of Gynaecology and Obstetrics: The Official Organ of the International Federation of Gynaecology and Obstetrics, 111(3), 201-202. doi: 10.1016/j.ijgo.2010.09.002
Sawyer, A., & Ayers, S. (2009). Post-traumatic growth in women after childbirth. Psychology & Health, 24(4), 457-471. doi: 10.1080/08870440701864520
Soet, J. E., Brack, G. A., & DiIorio, C. (2003). Prevalence and predictors of women’s experience of psychological trauma during childbirth. Birth (Berkeley, Calif.), 30(1), 36-46.
Thomson, G., & Downe, S. (2008). Widening the trauma discourse: The link between childbirth and experiences of abuse. Journal of Psychosomatic Obstetrics and Gynaecology, 29(4), 268-273. doi: 10.1080/01674820802545453
44 comentarios en “Las secuelas de la violencia obstétrica”
Pingback: El silenciado abuso que hay detrás de las cesáreas*
Pingback: ¿De verdad tenemos que hacer todo porque la ciencia lo diga? – Vania Hernández
Pingback: El silenciado abuso que hay detrás de las cesáreas - El Pregonero
Pingback: ¿De verdad tenemos que hacer todo porque la ciencia lo diga? – mommy life
Pingback: Violencia Obstétrica: El abuso que sale a la luz | LeoyOpino
Pingback: 25N BASTA YA DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA | juditguirado.com
Pingback: criandomama
Pequeño detalle: olvidé mencionar que soy de Montevideo, Uruguay y que soy Psicóloga especializada en perinatología.
Ivone: Quisiera conseguir el texto del artículo Fronteras de la Neuroendocrinología. Estoy trabajando en una investigación sobre la influencia del ciclo oxitocinérgico en la conducta maternal y creo que me vendría de perillas leerlo.
Pingback: Las secuelas de la violencia obstétrica
Pingback: Los traumas de los partos | Ibone Olza
Excelente artículo, ojalá tengamos más así. Gracias.
Pingback: Cesárea: una cicatriz que no sólo queda en el útero. | La voz de Gina
Ahora resulta que vas a saber más tú que los ginecólogos. Si fuera por gente como tú volveríamos a la edad media.
Yo soy una mujer q sone con un parto natural Me sentia capaz de hacerlo,de traer a mi hija a la vida con amor y respeto. Pero nunca me imagine elmaltrato tan grande e irrespeto por la vida en un hospital .creo q nos hacen vivir una experiencia aterradora siendo la mejor de nuestras vidas . Gracias por este espacio q denuncian las atrocidades q cometen «doctores» y mi consejo para todas las mujeres es tener sus hijos en casa con amor y respeto
Eso, y cuando haya probelmas, vas al hospital con el niño colgando
Hola, leí tu articulo y me parece muy bueno, sin embargo pienso que faltan algunas consideraciones. Yo vivo en la ciudad de México, soy educadora perinatal, doula, y psicoterapeuta especialista en psicología perinatal desde hace más de 25 años, asistí a partos domiciliarios por más o menos 15 años, hasta que el tráfico en la ciudad en un traslado de emergencia nos tomo más de una hora y media, ya que contábamos con ambulancia de traslado bien equipada, las cosas se resolvieron favorablemente. La ciudad de México es inmensa y las horas pico de tráfico son muy largas. Desde entonces y a partir de que conozco varias mujeres que no han llegado a tiempo al hospital para una cesárea de emergencia y han perdido a sus bebes, y por eso, básicamente me declaro en contra del parto en casa en esta ciudad.
Creo que tenemos una tendencia a estandarizar todo, y que pensamos que el parto en casa es lo máximo, tal vez en Finlandia o en Holanda, porque todo el mundo habla de eso, pero nadie hace un análisis de cada cultura, de las particularidades, y eso, ami entender también es violencia.
apoyo los partos domiciliarios.los mismos deberian cumplir un protocolo estricto, hoy tener hijos es una desicion muy importante , y parir es un hecho natural , que debe ser acompañado con mucha con ciencia, se deben hacer los estudios necesarios e inocuos para acompañar a la madre y al bebe sin ponerlos en riesgos innecesarios, el equipo obstetrico debe ser completo y conocer a la familia desde antes de la concepcion inclusive, la relacion paciente medico, o familia medico familiar debe ser cultivada, en un espacio de libertad y respeto.
el neonatologo o pediatra especializado debe formar siempre parte del equipo , aunque no tiene porque estar en el momento del parto si no hay ninguna dificultad
debe tambien ocuparse del bebe dentro de la panza
ninguna vacuna a la embarazada ni al bebe
sin violencia es tambien sin agredir con virus bacterias y alumnio mercurio y celulas de animales enfermos en los primeros meses de vida, sin ningun sentido medico cientifico valido
Seguro que es un buen artículo, pero no puedo seguir leyendo. Necesito volver a quedarme embarazada para poderme curar de la cesárea iatrogénica que he sufrido.
Necesito parir. Lo necesito. Y encontrame a la supuesta obstetra que me machacó y me dio que yo no podía parir por pelvis estrecha.
Tengo la sana intención de llevar a juicio a Joan XXIII, departamento de obstetricia. (Nada que ver con neonatología, allí está el maravilloso doctor Papí, y por él elegí el hospitl, desplaándome desde IIbiza, si)
Claro, una cosa es pediatría y otra obstetrícia.
Lástima que no vayan de la mano.
Obstetrícia se podría llamar charcutería.
Por cierto, mi abogada me pide un informe al respecto de la cesárea iatrogénica para poder cursar la demanda, alguien sabe dónde podría encontrar uno dispuesto a ello? Le pregunté a Inma Marcos, la matrona y me recomendó a Ariana Bonato en Barcelona, Me visitó pero no le apeteció el tema del peritaje para juzgados.
Yo es que siento que tengo que hacerlo. Lo tengo que llevar a juicio.
Alguien podría enviarme un listado de ginecólogos/obstetras que quisieran hacerlo?
Àrea de Barcelona o Tarragona
Gracias
Querida Ibone
fantástica publicación que me recuerda las historias de mis partos cesáreas. Sólo me queda decir que lo único que podemos hacer sin miedo es expresar en atención al paciente nuestra queja y malestar ante el trato recibido con nombres y apellidos, aunque haya pasado algún año.
Gema
Es grato saber que hay gente que se preicupa y piensa en nosotras. Yo me sentí fatal el dia de mi parto me lo hicieron pasar fatal, enfermeras amargadas que pagan contigo sus frustraciones. Emprzaron dejandome sola mientras cenaban y hasta que no llamé a gritos no vino nadie, ya estaba de 5 cm. Luego me obligaron a levantarme a ir al baño a hacer pis para no hacérmelo encima y pretendian qur fuese andando despues de la epidural. Me llegaron a decir q si estaba paralítica. Mi niño tenia el cordón al cuello y lo tuvieron q reanimar despues se lo llevaron durante 6 horas, creo que fue el momento mas triste de mi vida, le alimentaron con biberon y creo q eso hizo q no quisiera pecho pues me costó 11 dias que lo quisiera, eso y que cuando venian la p…. De las enfermeras le daban en la boca para q la abriese y a mí me apretaban los pechos hasta hacérme cardenales….. No sigo porque me estoy poniendo mala de recordarlo. Gracias a dios creo q soy fuerte y no me a traumatizado demasiado u mi bebé está bien, visto lo visto el próximo en mi casa
Felicitaciones por publicar de manera tan clara y sencilla lo que muchas mujeres vivimos durante los partos e incluso durante los controles de embarazo. No todas podemos parir en casa, inlcuso una urgencia te puede llevar a una cesárea no planificada. Escribo desde la provincia de Neuquen, república de Argentina. Ahora hay q buscar los mecanismos para que los profesionales deshumanizados puedan revisar sus prácticas, en mi pais existe la Ley de parto humanizado pero por los motivos que uds. tan bien desarrollan no se cumple dentro del quirófano o sala de partos, lugares donde supoder es total, qué hacemos?? Gracias!
Creo que hemos llegado a un punto en el que exageramos desde los extremos. El parto es, obviamente un momento importantísimo para nosotras, pero tampoco es LO ÚNICO. Si un parto requiere asistencia médica, ¿por qué rechazarla? Lo importante es que la cratura nazca sana y también nosotras estemos bien, por supuesto. Pero ese momento se idealiza demasiado. Yo he tenido dos partos complicados, el primero de cesárea de urgencia y el segundo largo y que finalizó con fórceps. En ninguno de los dos pudo acompañarme mi marido hasta unos minutos después de nacer. ¿Se podía haber evitado? Puede que sí, o puede que no… nunca lo sabré… Pero eso no me ha creado ninguna depresión, ningún trauma ni nada parecido. Es más, ahora con el tiempo, no lo recuerdo como algo negativo. En ningún momento me sentí víctima de ningún tipo de violencia, es más, recuerdo con cariño los momentos y personas que estuvieron ahí… Estoy de acuerdo en que las madres tenemos derecho a decidir sobre cómo queremos que sea nuestro partoque esa decisión sea respetada, pero por favor! con un poco de cabeza. ¿»Empeñarse a toda costa» determinados aspectos? Mis hijos han nacido en el hospital, y si tuviera 10 más, lo volvería arepetir así 10 veces más.
No nos atasquemos en un momento concreto de nuestra vida: importante sí, pero no el final de algo. La verdadera aventura empieza justo en ese momento. Somos responsables de unas personitas a las que debemos EDUCAR.
Elroblema es cuando una madre sí se atasca aquí y no es capaz de avanzar. Saber que es responsable de un bebé a veces sólo le hace sentirse más cuable porque no puede cuidarlo como querría. Justamente por eso, porque es el inicio de algo muy importante debería tratarse a las madres con respeto, como mujeres capaces de elegir y de decidir, en casa, en el hospital, en… Y no intentar convencerlas de que una opción u otra es mejor que la que ella desea.
Me suena eso de que se está exagerando por los dos extremos y lo que sigue comentando mi tocaya, Lauris.
Mi experiencia con algunas de las mujeres que se atienden en casa y han tenido unos partos satisfactorios, para ellas y para mí, han manifestado lo duro que fue en cuanto a dolor y también las dificultades del pueperio, largo, cansado, aislado, etc. También he podido poner atención en sus bebés y escuchar lo que necesitan expresar a los pocos días. Ellas han hecho conciencia de cada paso en ambos procesos. Las veo ahora, después de un par de meses, como madres adultas, fortalecidas y no resentidas por la experiencia.
Tomemos nuestro poder y hagámonos escuchar pero primero por cada una hacia sí misma.
El artículo, magníficamente escrito, ha tenido el impacto de estimular estas reflexiones. Me ha encantado leerlas! face: parteriaypresenciabiodinamica.
Hola soy de Venezuela estado Sucre, antes de dar a luz me advirtió una cuñada que no llorara ni me quejara, porque te tratan mal, desde que entre en admisión del hospital francamente pensé así debe ser entrar en una cárcel, el trato tan frío, te hacen sentir que parir es un crimen, me inyectaron 3 oxitocinas, aguante un frío infernal por mas de 4 horas, me hicieron tactos hasta mas no poder y encima de todo una enfermera me regaño por expresar el dolor, pensé estas desgraciadas nunca han sentido esto, la que estaba pariendo a mi lado estaba tan nerviosa que se le dificulto pujar y vi como la maltrataron verbalmente, en vez de tratarla con compasión y animarla, al salir de sala de parto el Dr me dijo ¿entonces te guardo una cama para el año que viene?, ¡caramba ni que estuviera pariendo con 13 años pensé!, para ese entonces tenia 30, lo único bueno fue que aplaudieron cuando nació mi bebe y el Dr me pregunto ¿que tuviste? y yo le respondí triunfante ¡un varón!, pero salí tan estresada que se me hizo imposible dormir en la noche, mi bebe paso toda la noche llorando y se negaba a tomar el pecho ¿¿ tendrá algo que ver con la presión que sufrí???
Estimadas, en mi caso, fué la matrona (una ahora connotada doula) la que me hizo vivir un infierno…..desde negarse a llamar a MI médico al ver que bajaban los latidos del bebe (por que ella tiene todo controlado) he ignorar mi sexto sentido de que algo hiba mal………por que hay que tener parto normal SI O SI, mi hija nació por cesarea, se salvó de milagro ya que la tuvieron que revivir, 5 minutos más y no la cuenta, mi médico me explicó y acompañó en todo el proceso, mientras la matrona me gritaba que «rezara por la vida de mi hija»!!!!!!, cada uno es dueño de hacer lo que quiera co su cuerpo…..pero hoy en día, el número de niños y madres que mueren en los partos es la milésima parte de lo que eran antes!!!!!!
pd: mi segunda hija nació por cesarea por que YO lo pedí, me acompañó mi médico, mi marido y ningua matrona, fue maravilloso!!!!!
Yo creo que la información te da poder, y si las mujeres estuvieran informadas del derecho que tienes a ser respetada en tu parto no permitiríamos tantos «procedimientos hospitalarios» es importante difundir, no necesitas más dinero para que seas respetada, yo me encontré que en hospitales muy «nice» no te permiten estar con tu bebé y que te obligan a rasurarte los genitales y no pueden estar contigo durante el parto. En cambio encontré un hospital con opción de parto en agua, con un médico militar súper humano y respetuoso que me permitió estar con mi esposo y mi instructora de psicoprofilaxis sin pagar un peso más y tienes el respaldo de un hospital que en caso de emergencia puede actuar sin necesidad de transladarte. si no puedes pagar una doula o instructora de psicoprofilaxis, no lo hagas! solo informate! y busca tu parto respetado y defiende tus derechos…
Excelente reflexión!!
Felicidades. En mi caso fueron las matronas y enfermeras las que no paraban de llamarme quejica. Cuando llegó mi ginecólogo lloré cuando me acarició la cara y me dijo » empuja lo que quieras y grita si lo necesitas». La matrona me dijo en. Un momento dado: cierra las piernas, deja de empujar y no chilles. La mandé a la mierda, por supuesto. Puse una queja al salir del hospital
Pingback: Un No rotundo a la maniobra Kristeller en los partos |
Y una vez ha pasado, de qué forma se soluciona?
Este artículo, es lo que buscaba, explica lo que sucede en los quirófanos, lo que es imposible de verbalizar con los profesionales y mucho menos con la familia. ¿Como superar estos traumas?
Excelente artículo que me trae recuerdos muy dolorosos. Aún así al ver a mi hijo hacerse mayor me siento orgullosa de haber pasado todo ese mal trago y aún así superarlo con entereza. Gracias Ibone por estos artículos tan buenos
Excelente el artículo, Ibone. Muchas gracias. Lo comparto.
Sandra, algunas mujeres no pueden contar con la opción de parir en casa por razones de salud, por ejemplo. En un mundo ideal, irían sin miedo al hospital para que las atendieran, sabiendo que las iban a tratar como personas. De sobras sabemos que eso no es así. Resulta preocupante que los profesionales que sí están dispuestos a atendernos como se debe tengan tantas probabilidades de acabar con problemas psicológicos. La mano de la violencia obstétrica es alargada…
Mucha suerte con tu embarazo y tu parto, que vaya todo muy bien.
¡Me encanta tu artículo, Ibone! Lo difundo.
Fantastico!!! A mi me duele en el alma ver mujes que tienen un sufrimeinto tan grande con su parto, la experiencia más importante de nuestra vida, como mujeres, como madres… Poder parir!!! Yo tuve mi primer hijo por cesarea… Ahora sé que por mis miedos, por mis prejuicios… Esto ha sido lo mejor que me ha podido pasar xq supe que era lo que no queria en mi segundo parto, supe que tenia que buscar en mi fuerza interior para hacer lo q deseaba. Y asi pude enfrentarme a esos medicos que decian q no podria parir un niño tan grande… Mucho mas que mi primer hijo… Y pude!!!! Y ha sido la experiencia mas espiritual y de desconexion que he vivido nunca… Y me he quitado la espinita que tenia clavada… Ahora cuando miro mi cicatriz como la de la mujer de la foto… Ya no siento miedo. Gracias por tu post!!! Saray. Enlasmanosdeyaras.com
Además del artículo me ha encantado tu toma de conciencia y cómo has hecho algo con eso que te sucedió en tu primer parto. Gracias por compartirlo.
Muy buen artículo. Felicidades a la autora. Desgraciadamente, cuanto más me informo sobre todo esto, más decidida estoy a no tener hijos. Es muy triste llegar a pensar algo así.
Los profesionales que no se dan cuenta de lo que hacen y/o no quieren admitirlo tendrían que tener muy claro que mi cuerpo (que acompaña indisolublemente a mi psique, no se pueden separar) es mío y de nadie más; por supuesto, no es en absoluto suyo.
Linda pero hay otras opciones, yo estoy embarazada en la actualidad y planificando un parto en casa, asistido sólo por mi matrona, que tiene experiencia en este tipo de partos, y por mi Doula, que me acompañará y orientará para enfrentar mis miedos… no digo que sea la unica opcion, pero es una forma de rehumanizar el parto y empoderarnos nuevamente de nuestra maternidad.
Ya, pero para eso te ha de acompañar el convencimiento propio (siempre hay cierto riesgo y no todas las mujeres están dispuestas a correrlo), la edad, la salud y una situación económica saneada, porque no todo el mundo – ni ahorrando – puede correr con esos gastos.
Pongamos que una se atreva con un parto en casa y que de una manera o de otra tenga resuelta la cuestión económica; aún así, hay casos como el mío en que el estado de salud (en otros casos puede ser la edad) desaconseja correr ese riesgo, ¿qué haces? ¿Le pones velas a Santa Rita, abogada de los imposibles, para ver si hay suerte y tienes un parto en paz en el hospital?
No tengo nada en contra de quien quiera parir en casa y se lo pueda permitir, pero no siempre es una opción y sería muy tranquilizante saber que el día que vas a parir no te van a torturar en el hospital.
Creo que la violencia obstétrica acaba provocando más miedo al parto que el parto en sí mismo. Me entristece mucho saber que hay buenos profesionales que ante tal situación acaban desquiciados y con trastornos psiquiátricos de diversa índole: la violencia obstétrica tiene víctimas más allá de la propia mujer y, para colmo, son esas víctimas colaterales las que querríamos que nos pudieran ayudar en el momento de parir.
Has pensado en la posibilidad de buscar cerca de tu casa un hospital pùblico que sea «amigo de los niños». Este titulo se lo conceden a hospital que tienen que cumplir una serie de requisitos en sus partos, en el respeto a la madre y al bebé. Nsotros elegimo el Hospital de Jarrio. Precisamente hable de esto en mi blog hoy, puede que te interese leerlo…. http://enlasmanosdeyaras.com/2013/04/17/libro-un-regalo-para-toda-la-vida-y-mi-experiencia-de-lactancia-sobre-el/
Muy Buen articulo , excelentemente acompañado por el trabajo de Ana Alvarez -Errecalde.