Un año de blog feminista

Este blog cumple un año. El 19 de febrero del 2012 lo empecé relanzando el texto Se buscan ludópatas que escribí hace años a raíz de la amenaza que había entonces de abrir un macro casino en Los Monegros. Aquello que resultó ser una estafa por desgracia terminó calando: el macrocasino se abrirá en Alcorcón, aunque Madrid no sea Las Vegas.  Otra razón para seguir escribiendo, denunciando, sensibilizando.

Un año de blog. Ochenta y siete entradas, más de trescientas mil visitas.

Las entradas más vistas han sido:

1. El mito de la belleza y la domesticación de las niñas
2. Desmontando a Estivill. Ese día el blog recibió 13.656 visitas, y pocas semanas después, el 29 de junio fue el día en que desmontamos a Estivill.
3. Las secuelas cerebrales de las cesáreas programadas
4. Dar el biberón como si fuera el pecho
5. Maternidad, paternidad y política

Me alegra que la entrada sobre el mito de la belleza haya sido la más vista, quiero pensar que habrá servido para que más de uno o una reflexione sobre la presión brutal a la que nos somete esta sociedad tan machista. Habrá quien diga que soy una exagerada, pero yo cada día percibo con más nitidez el ensañamiento de esta cultura patriarcal contra nuestros cuerpos de mujeres. Por eso cada día me siento más feminista: para mi es una cuestión de defender los derechos humanos, simple y llanamente.  De educar a mis hijos varones igual que a mi única hija, con amor, con respeto, aunque para ello a menudo tenga que descubrir la machista que todavía vive en mi e intentar desterrarla con argumentos válidos…En el patriarcado al final todos sufrimos, incluidos muchos hombres que recibieron una educación que les hace analfabetos emocionales.

El blog me ha permitido expresarme en libertad sobre muchas otras de las cuestiones que me preocupan. La medicalización de la infancia, la corrupción en la sanidad, la violencia obstétrica o la destrucción de la naturaleza. Pero también compartir alegrías y placeres, y mi admiración por muchas personas, entre otras mis queridas amigas o los que ya no están en mi vida físicamente pero siguen acompañandome en mi caminar.

Nunca sé bien de qué voy a escribir, ni cuando. Sólo me guía el deseo de escribir. Ultimamente he escrito poco. Ando algo aturdida y cansada, con sensación de que ante tanto ruido y tanta desinformación disfrazada de información tal vez lo mejor sea callar. No por chillar nos van a hacer más caso, al fin y al cabo, y ultimamente parece que para que te escuchen hay que gritar. Me niego.

En este año he podido conocer a unas cuantas personas gracias a este blog. Las que me dijeron que me leen cada mañana, las que me lo confesaron en mi consulta, los que me escribieron cartas a la web, las que aportaron información valiosísima en cada comentario…Muchas gracias a tod@s.

Mientras escribía esta  entrada he hecho una tortilla de patata que ha terminado carbonizada e incomestible. Tal vez eso sea lo que me toca aprender ahora: el activismo incorregible nos hace a veces descuidar lo cotidiano o incluso lo íntimo. Muchas amigas activistas me consultan preocupadas por su salud física o mental, es lo mismo. A veces tenemos que recordarnos esa frase magistral de Emma Goldman: «si no puedo bailar tu revolución no me interesa«. Para que no se nos quemen las tortillas, ni se nos mueran las plantas, ni enfermen nuestra células, sigamos avanzando de esta manera, en infinitos círculos de mujeres, pero también de hombres, de igual a igual: para poder cuidar, para sanar, para cambiar.