Me reconocí de inmediato en esas dos palabras. Mi ser, mi mente, todas mis dudas. Mis cambios, mis ciclos, mis altibajos. Imperfecta, cambiante, demasiado cíclica. Instalada en la duda siempre. Veleta, impredecible, intempestiva. Mis contradicciones, esas que intento respetar y de las que a menudo me avergüenzo, hasta que reconozco las de los demás y eso (¡qué alivio!) me permite reconciliarme con las mías.
Instalada en la duda como acostumbro tuve sin embargo una certeza absoluta al escuchar esas palabras: hablaban de mi, me definían, asían algo difícil de explicar de mi ser y de mi estar.
Soy la ciclogénesis imperfecta.
Y así sonrío al terminar el año, con todas mis sombras y ciclones, mis tormentas. Mi defensa de la sanidad pública y mi deseo de dejar un sistema que me parece enfermizo y que por lo tanto me enferma. Mi amor por la tierra y la montaña y mi vida en la ciudad hostil. Mi deseo de cambiar de vida y mi miedo a bailar en libertad. Mis caídas y mis recaídas, tantas veces tropezando en la mismísima piedra. Mis íntimos desastres. Mi frustración y mi impotencia cuando no soy capaz de percibir toda la abundancia. Qué difícil quererse a veces.
Todavía tengo que aprender a confiar más y mejor. A controlar mis huracanes, a recordarme que detrás de la tormenta siempre llega la calma y con ella el sol. Ocuparme de mi felicidad. Agradecer a la vida tanto y tantas: mis amigas, mis compañeras. En este año he disfrutado con los círculos de mujeres hechiceras, sabias, guerreras, brujas, amantes. Con Sofía Gutierrez descubriendo los arquetipos de la diosa.
El patriarcado enfermizo sigue gobernando. Los periódicos, las imágenes, los ministros que no aman a las mujeres. A veces todavía me vienen las ganas de desgañitarme peleando, pero no. Seguramente ese sea su objetivo, desgastarnos en la batalla. Tal vez tengamos que encontrar otras maneras, las activistas, celebrando y cuidándonos aún más, para poder seguir sanando. Con nuestras almas de cantaoras, seguir bailando.
Feliz 2014.
3 comentarios en “Ciclogénesis imperfecta”
Amo esa canción, la escucho cada vez que la necesito… suele ser seguido.
Ya no escribes Ibone?
Abrazos desde el sur del sur!
Eso que olvidamos a menudo… Ocuparnos de nuestra propia felicidad, sin ser una meta, simplemente haciendo lo que hay que hacer aquí y ahora, en el presente, por qué quién sabe realmente donde está su felicidad. Y una vez hecho esto alumbramos a los demás. Si no, nos apagamos y vivimos de autocríticas o de sueños.
Yo también me reconozco en esas palabras. Estupendo post!
Un balance muy autocritico. Siempre hay que luchar por dejar a nuestros hijos un mundo mejor, aunque muchas veces den ganas de tirar la toalla. Ánimo !