Querida Andrea:
Gracias por estas verdades como puños que has plasmado tan bien en este libro. Qué capacidad de síntesis amiga y qué claridad de conceptos. Qué gusto leerte, a ratos pensaba «jolín, ojalá haber leído esto del tirón hace treinta años». Es muy esperanzador saberte, saberos ahí creando y facilitando espacios para las diadas madre bebé como @elrefugidelesmares . Algo que todas necesitamos, me recuerda a otras iniciativas pioneras como @entremamas_oficial o @femdinamo . Necesitamos algo así en cada barrio, como los centros de mayores, pues los centros de madres y crianza. Ojalá municipales.
Tantas veces lo hemos visto tan negro las activistas, tantas veces sentimos que queda todo por hacer…Tu libro es un soplo de aire fresco porque me permite ver el relevo, todo lo que entre tantas hemos logrado, la fuerza con la que llegáis las jóvenes (que viejuna me siento escribiendo esto). Hay mucha potencia y fuerza en tu discurso, mucha claridad y mucha generosidad.
Sabes, en todos esos estudios sobre matrescencia que tanto nos gustan (@neuromaternal) y sobre psicología maternal yo echo de menos algo, y es que la transformación cerebral de la maternidad no sólo nos hace priorizar a nuestras criaturas. También nos hace pensar mucho más en el resto de madres, como si se nos activara una necesidad urgente de hacer todo lo que podamos para que otras madres estén mejor o lo tengan más fácil. La maravillosa empatía maternal no solo se dirige a las criaturas, también incluye a todas las madres. Cuidar la salud mental de todas es urgente e importante y tiene que ser así, en grupo, compartiendo vida y cuidados, denunciando el adultocentrismo, la niñofobia y todas las violencias patriarcales.
En fin, que toda mi admiración y agradecimiento por tu labor, activismo y entrega. Y felicidades por tu libro «Comadres. El secreto era estar juntas». Fabuloso el título
Abrazo de comadre.
Comadres. El secreto era estar juntas, de Andrea Ros

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