La semana pasada he estado en Bilbao participando como ponente en el 33 Congreso de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), invitada por la sección de Psicosomática. Confieso que de entrada me generaba cierta ambivalencia ir al mismo. Primero porque la SEGO todavía no se ha disculpado públicamente por las ofensivas viñetas de su boletín que desencadenaron la conocida Revolución de las rosas. Segundo porque eché un vistazo al programa del congreso y me encontré con la pestaña «Presentación de documentos avalados por la SEGO», es decir, documentos que se pretenden científicos avalados por una sociedad de médicos ginecólogos y obstetras. Copio el título de los tres primeros:
– «Efectos de la cerveza durante la menopausia»
– «Compendio de salud íntima de la mujer: higiene íntima»
-«Los electrolitos para el tratamiento del estreñimiento de mujeres-embarazadas»
¡Uf! _ pensé_ ¡No sé si podré soportarlo! La sombra de la industria farmaceútica es alargada…¿Alguien se imagina en el congreso de la sociedad de urología española, una ponencia sobre «Higiene íntima masculina» o una ponencia sobre «Cerveza y calvicie» por poner sólo dos ejemplos? Pesé a esas reticencias opté por acudir y me alegro de haberlo hecho. Comparto lo bueno que he vivido primero, luego viene lo malo.
Lo bueno:
Muchos obstetras haciendo autocrítica. En las ponencias sobre parto escuché a muchos ginecólogos criticando las disparatadas y diversas tasas de cesáreas de nuestro país. Alguno en un arrebato de sinceridad cogió el micro y dijo: «los ginecólogos hemos perdido el rumbo, si seguimos así dentro de poco sólo serán necesarias buenas matronas y cirujanos abdominales que sepan hacer cesáreas…» Varios hicieron referencia a como a casi ningún obstetra le gusta estar en el paritorio, casi todos prefieren estar en otras consultas altamente especializadas. Me gustó ver que la Estrategia de Atención al Parto Normal ha tenido y seguido teniendo impacto. Varias ponencias hablaban de parto vaginal después de cesárea, de versión externa para evitar la cesárea por nalgas, o incluso de atender partos de nalgas vaginalmente. Todo ello en hospitales públicos estatales. Obstetras como Manuel Fillol diciendo en voz alta y clara que la SEGO tiene que retirar ya el documento de consentimiento informado para parto vaginal después de cesárea, ya que es a la inversa: ofrecer una cesárea por cesárea anterior es mala praxis.
Más cosas buenas. Una ginecóloga se acercó a saludarme y me dijo que ella había leído mis trabajos sobre violencia obstétrica. Inmediatamente me encogí esperando «la bronca» pero no fue así. Para mi sorpresa ella y otros compañeros según dijo compartían la reflexión y preocupación sobre la situación y la violencia obstétrica en los paritorios. Y muchos haciendo todo lo posible por mejorar la atención a las mujeres.
Lo negativo, o más bien lo preocupante:
¿Hacia dónde va la medicina fetal? La impresión que he sacado en este congreso es que los obstetras están volcados en la detección temprana de cualquier malformación o problema fetal, pero de momento casi lo único que pueden ofrecer en esos casos es la interrupción del embarazo. El invitado “estrella” en este congreso era Kipros Nicolaides, uno de los mayores expertos a nivel mundial en medicina fetal. Ahora centrado en desarrollar herramientas para detectar ADN fetal en sangre materna desde el primer trimestre, con el fin de decir a las madres si el bebé tiene o no alteraciones genéticas. Orador brillante, a mí me pareció que su charla estaba cargada de una ironía que rozaba el cinismo. El mismo reconocía sin pudor que estas pruebas son para mujeres ricas, a las que poder ofrecer esa interrupción del embarazo del bebé “no idealmente sano” cuanto antes.
La verdad es que en esta y otras charlas la vivencia de la mujer y el psiquismo del bebé brillaron por su ausencia. Como psiquiatra sentí que para la obstetricia moderna las mujeres todavía somos contenedores de fetos, a los que ellos se encargan de vigilar para no permitir que ningún imperfeto llegue a término. Sí, estoy exagerando, lo sé, pero tengo que compartir mi preocupación al respecto.
Otra de las peores cosas del congreso en mi opinión fue la ponencia del presidente de la SEGO José María Laílla sobre “Bioética en obstetricia y negación al tratamiento”. Me parece increíble que para un tema tan importante en vez de traer a una experta o experto en la materia pongan al señor Laílla, y que terminó insinuando que en ocasiones la obligación de salvaguardar la salud del bebé puede estar por encima del derecho de autonomía de la mujer. Temblando de miedo me quedé.
Más cosas. Los stands expositores en su mayoría dedicados a dos temas: tecnología para seguimiento de embarazo y suplementos o parafarmacia que poder recetar a todas las mujeres, embarazadas, menopaúsicas etc…Los documentos sobre higiene íntima o cerveza para menopausia o cerveza sin alcohol para madres lactantes me produjeron vergüenza ajena la verdad.
No pude asistir a todo el congreso. La última jornada era de puertas abiertas con el título “la SEGO por y para la mujer” estaba centrada en la lucha contra el cáncer de mamá. Yo como mujer le pido a la SEGO que deje de ocuparse de nuestra higiene íntima y se preocupe más por el respeto, la escucha y la erradicación se actitudes misóginas dentro de su propia sociedad.
La SEGO y el futuro de la medicina fetal
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5 comentarios en “La SEGO y el futuro de la medicina fetal”
Gracias, una muy buena entrada, gracias por hacernos partícipes.
Ay Ibone… de sobra es sabido que los congresos traen mucho de «ciencia» y mucho de «marketing»… No hay más que ver cómo a veces vamos como buitres a los stands entre conferencia y conferencia para llenar bolsas de «regalitos» promocionales. Yo cojo de todo y en casa tiro la mayoría de las cosas: que si cremas para rejuvenecer la vagina, que si infusiones para aumentar la producción láctea… es muy triste, pero de algunos congresos lo único positivo que he sacado es el catering.
Me alegra que se descubran métodos tan avanzados para detectar esas alteraciones fetales. Me alegrará también saber que se descubran eficaces técnicas para su tratamiento y que se promuevan ayudas para mejorar la calidad de vida de esas familias… porque no, no todas querrán abortar!
Me ha gustado mucho leer que hicieron autocrítica, que no les gusta estar en paritorio (que salgan entonces de los partos normales!!!) y descubrir que tras este congreso están cambiando algunos protocolos hospitalarios a mejor!
Una cañita a tu salud, por la menopausia! 😛
Gracias por el reporte. Aunque no soy de España aquí en México las cosas se cocinan de manera similar. Gracias por alzar la voz.
¡¡Ole por tu valentía Ibone!! Aunque sea duro y haya cosas malas, considero que es importante que personas como tú, con otra visión y con otra conciencia, estén en este tipo de foros… Aunque luego te toque tomarte una cerveza para la menopausia (alucino con este tipo de cosas…). Y no te creas, tengo un amigo urólogo que me contó que en el último congreso de urología al que había ido, había stands sobre agrandamiento del pene… Así que higiene íntima no, pero ellos también tienen lo suyo!!! ¡Un abrazote!
Ibone, gracias por esta entrada. Como madre de una niña con discapacidad me muevo en un entorno donde existen muchas enfermedades raras que dejan graves a los niños. No es el caso de mi hija Alicia, pero me sorprende que para las mujeres ricas se esté trabajando en eso y a las demás no se les dé la oportunidad de elegir.
Hay muchas madres de estos niños que no se atreven a ser madres por segunda vez por miedo a que vuelva a pasarles, renunciando a un proyecto vital e interrumpiendo una oportunidad de sanar la experiencia anterior. Un drama.
También decirte que una vez que tu hijo está en el mundo con una discapacidad, las madres luchamos por y para nuestros hijos y los amamos con toda nuestra alma, pero a veces, nos preguntamos ¿era necesario tanto sufrimiento?
Me alegro de la autocrítica de los profesionales. Yo pediría más atención, que atendieran cada parto como el primero, pues la prepotencia puede tener consecuencias fatales, como en el caso de mi hija.
Un abrazo.