Ayer descubrí un lugar, una experiencia y unas personas que me dejaron esperanzada e ilusionada. Hace unos meses y con la cínica excusa de que ya no quedan toxicómanos como los de antes la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid decidió cerrar la Comunidad Terapéutica El Batán de tratamiento a personas con drogodependencias, además de otros muchos recursos para este colectivo. Los trabajadores del centro comenzaron a pensar que podían hacer ellos ante lo que les parecía una injusticia y una pérdida importante y reunidos en asamblea trabajadores y usuarios decidieron hacer un encierro de tres días como protesta.
Pasados los tres días el centro se cerró el 29 de febrero y ellos decidieron seguir ocupándolo. El Batán se encuentra a unos 40 km al sur de Madrid, cuenta con unas instalaciones envidiables (varios edificios muy bien acondicionados, árboles, huerta, piscina, acequia, etc) y es de titularidad pública.
Ahora este colectivo de trabajadores y usuarios además de cuidar el espacio, que de no ser por ellos probablemente habría sido saqueado, conviven y establecen un nuevo modelo de relación entre profesionales y usuarios basado en la igualdad. Han formado una asociación llamada Garaldea y además de denunciar la desatención al colectivo de drogodependientes en Madrid aspiran a que el espacio se convierta en la casa de todos. Debaten y maduran propuestas para seguir atendiendo y ayudando a personas con problemas de drogodependencia de forma respetuosa y sin maltrato. Su sueño es que el espacio les sea cedido, un poco como ha sucedido con otros lugares como Tabacalera de Lavapiés, para que realmente el espacio público pueda ser de todos y todas.
El lugar bien merece una visita y todo el apoyo que como ciudadanas y ciudadanos podamos aportar. Ya que de lo que se trata en el fondo en Batán es de seguir avanzando hacia un nuevo modelo de gestión de espacios y recursos públicos mucho más democrático, económico (si, económico), y de igualdad. Donde no se creen barreras artificiosas entre usuarios y profesionales, sino todo lo contrario. Donde se entienda, como decían ayer en Batán, que las relaciones de ayuda sólo pueden ser de igual a igual. Donde los profesionales no tengan que sufrir al verse obligados a maltratar a los usuarios, y donde los usuarios además de ser bien tratados puedan contribuir al bienestar de los profesionales. En Batán cultivan el huerto y cuidan las gallinas entre todos, viven con muy poco, cuidan un centro público, comen de maravilla y aprenden y construyen. Tienen montañas de ideas y recogen las de todos los que pasamos por allí. ¿Una utopía? En absoluto: lo que han hecho en estos dos meseses absolutamente real.
Para saber más:
http://encierrobatan.blogspot.com.es
2 comentarios en “Encierro Batán, Garaldea y la casa de todos”
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Muchas gracias por este texto tan bonito y que tan bien recoge lo que somos. Nos ha encantado a tod@s!
Ha sido un placer compartir ideas y reflexiones contigo! Junt@s crecemos.
Esperamos verte pronto por aquí de nuevo.