La obesidad infantil en España se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años. La prevalencia actual de obesidad infantil es de un 18%, a lo que hay que añadir un 23% de sobrepeso infantil. Las cifras de lactancia materna siguen siendo bajísimas. Mientras tanto, personas que se definen como feministas y que han tenido experiencias personales malísimas con sus lactancias, escriben libros criticando el lactivismo y niegan con desfachatez absoluta los enormes beneficios infinidad de veces demostrados que tiene la lactancia. El otro día lo expresé así en mi muro de Facebook: por un lado me sale decirles: siento mucho que no disfrutaras del placer de amamantar, siento mucho que no tuvieras apoyos, siento mucho que te sintieras presionada para amamantar. Por otra parte quiero gritar:, ¡amamantar es poderío, es placer, es ecología, es anticapitalismo, es salud, es goce, es rebelión e insumision, es milagroso, es (casi siempre) fácil, es una gozada…. Es feminismo puro….y ya. Desde distintos lugares otras mujeres también han respondido magistralmente a ese ataque a la lactancia que escuece aún más porque viene de una parte del feminismo.

Y me apetece insistir, explicar, informar. Que no, que el ruido que hacemos las lactivistas cuando intentamos animar a otras mujeres a disfrutar de la lactancia es mínimo comparado con el inmenso negocio que tiene montada la industria farmaceutica en torno a la alimentación infantil. Sí, es inmenso y es terrible, peligroso, ya que logra que muchísimas madres no consigan amamantar tanto como quisieran y luego se sientan culpables durante mucho tiempo.

Con cada madre que se convence de que no tiene suficiente leche, que fracasa en el intento por falta de apoyo y no por falta de ganas ni de deseo,  con cada madre que se rinde ante la enorme presión del «total, si con el biberón se crían igual» alguien se frota las manos. Alguien se enriquece. Alguien sabe que sus acciones en bolsa seguirán subiendo. Alguien obtiene pingües beneficios. No sólo vendiendo leche a esa madre, también con los cereales que vendrán después, con los antibióticos que necesitará ese bebé o las medicaciones para el asma, con los potitos y con los yogures, etc, etc…Detrás de todo ese negocio hay farmacéuticos, hay pediatras, médicos, algunas enfermeras… A los que la industria invita, unta, corrompe impunemente. Ellos y ellas, los que aceptan esos regalos disfrazados de formación, luego dirán que las madres eligen libremente y que ellos también recetan libremente. Nada más lejos de la realidad.

Estos días hemos sabido que la Asociación Española de Pediatría, la AEP, cobró más de dos millones de euros en cinco años por prestar su logotipo a productos infantiles. Vergüenza les tendría que dar. Afortunadamente conozco a muchos pediatras estupendos que se han salido de la AEP para no ser cómplices de todo ese chanchullo.

Afortunadamente también, investigadores independientes han publicado este informe que no tiene desperdicio: Mi primer veneno. Explica hasta que punto los «alimentos infantiles» son en su mayoría un timo consistente en añadir montañas de azúcar a alimentos procesados. Un timo y una amenaza para la salud. Una promoción nada inocente de la obesidad infantil.

Leedlo, compartidlo, difundidlo.

 

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8 comentarios en “Mi primer veneno o como promover la obesidad infantil”

  1. Muy buen artículo y totalmente cierto, aunque discrepo con que la lactancia sea fácil. Para muchas no lo es, yo estuve “luchando” 4 meses hasta por fin conseguir una lactancia sin dolor.

  2. Hola, me gustaría saber que feminista dice que la lactancia materna es mala. Yo soy abiertamente feminista y mis amigas también, y además anticapitalistas, y sabemos que la lactancia es lo mejor, la defendemos y apoyamos. Es una forma exquisita de conexión con nuestros hijos, pues les entregamos el alimento más sano y amoroso.

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  4. Pingback: Obesidad y lactancia materna | Que hay de interesante en Medicina

  5. Gracias por compartir Ibone. Interesante y esclarecedor. Ojalá llegue a muchas personas, ojalá algún medio de comunicación se haga eco. Ojalá empodere a los que nos encargamos de la alimentación en casa, porque es posible preparar comida simple con ingredientes naturales. El mundo sigue girando sin comida envasada y postres lácteos, puede que nuestros niños se quejen pero es seguro que se sentirán mucho mejor desde el minuto uno.

  6. Y lo que duele que una de esas voces críticas con la lactancia sea la propia madre…
    No se puede expresar mejor ni más claro. La lactancia e una gozada incluso cuando no es fácil.

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