Lauri Blank
Lauri Blank

There is not such thing as infant sleep,

there is not such thing as breastfeeding,

there is only breastsleeping.

James McKenna y Lee Gettler

No hay sueño del lactante, no hay lactancia, lo que hay es “tetadormir”, sostienen McKenna y Gettler con esa facilidad que tienen los anglosajones para acuñar nuevos términos. Según ellos breastsleeping es el resultado de entre 4 y 6 millones de años de evolución y se refiere a la diada madre y bebé durmiendo sobre la misma superficie, pegados, con lactancia a demanda, y sin chupetes ni biberones ni cunas.
Eso viene a ser lo que ha previsto y perfeccionado la naturaleza, lo que esperan los recién nacidos, y donde se desarrollan de forma óptima. Sugerir a las madres que amamantan a demanda que no colechen (que no compartan cama con el bebé) es entorpecer la lactancia. Investigar o hablar sobre el sueño de los bebés sin tener en cuenta cual es la normal biológica no tiene sentido, menos aún recomendar barbaridades como no atender el llanto.
McKenna y Gettler se inspiran en otro trabajo recientemente publicado que analiza como es la impronta en la especie humana (Imprinting, latchment and displacement: a mini review of early instinctual behaviour in newborn infants influencing breastfeeding success). Los autores de ese estudio insisten en que hay un período crítico sensitivo nada más nacer en el que el bebé se apega al pezón, y ahí acontece todo un proceso desde las células nerviosas de la mucosa del paladar hasta el bulbo olfatorio del bebé que va a mediar el apego con la madre. Si en vez de pezón el recién nacido encuentra un chupete o nada es bastante probable que termine chupando su propio dedo, que se convertirá en un objeto transicional o sustituto materno. Las consecuencias de esta sustitución no se ven a primera vista, pero a largo plazo pudiera tener que ver con cosas como sentirse perdido en lo sentimental o confundido en la edad adulta, claro que es enormemente difícil investigar todo esto y demostrar la asociación.
En realidad la enorme tarea pendiente es reescribir la teoría del apego y por tanto del desarrollo psicológico, social y afectivo de la especie humana a la luz de la neurobiología. ¿Cómo? Tomando como norma en los estudios a niños y niñas criados de manera fisiológica, nacidos en partos no intervenidos, no separados al nacer, amamantados a demanda de forma prolongada, criados con cercanía y presencia continua de sus progenitores durante los tres primeros años de vida. Estudiando como es el desarrollo en esas circunstancias, y luego comparando con la legión de niños y niñas criados en circunstancias poco o nada fisiológicas: sin parto, sin teta, sin colecho, sin respuesta al llanto, sin presencia continua en los primeros años de una o dos figuras de apego centrales (por no decir madre y padre), etc. Todo ello se tendrá que hacer algún día con el apoyo de la neuroimagen, la epigenética, la metabolómica y las nuevas herramientas que vaya desarrollando la ciencia, pero sin olvidar la base: la observación cuidadosa y respetuosa de los niños y niñas en su entorno más cercano.


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8 comentarios en “Breastsleeping o tetadormir (según McKenna)”

  1. La verdad es que no es nada acertado lo de SIN PARTO. He tenido dos hijas y la primera fue parto sin intervención ni anestesia, el segundo me toco pasar por la cesarea un horror, además de traumático. Me parece fatal que se acuñé como SIN PARTO, muy desconsiderado. Ah! Y sí q colecho, porteo, LME y además he pedido excedencia para estar con ellas.

    1. Hola Manfort y Angie,
      Me sale contaros que mis dos hermanos y yo llegamos al mundo por cesárea en los años 80. Probablemente fueron cesáreas que se podrían haber evitado. Y yo digo que «me sacaron», no que nací. Siento que cómo vine al mundo fue un nacimiento pero no un parto, decir otra cosa sería confuso. Siendo segunda hija no me dieron la posibilidad de nacer, al haberle practicado a mi madre una cesárea previa (que seguramente se hizo para la comodidad de los que la estaban atendiendo). Así que entiendo qué quiere decir la autora con el «sin parto». Y también os entiendo a vosotras, que por la razón que fuera tuvisteis que recibir una cesárea que no elegisteis y tenéis un duelo por ello, pero en el artículo no se argumenta que eso sea responsabilidad vuestra ni que por haber vivido eso no intenteis criar a vuestrxs hijxs de la mejor manera posible según vuestras circunstancias. Espero que os sirva este enfoque si me leéis 🙂 Saludos

  2. A ver, me molesta un poco el término «sin parto». Yo no tuve la culpa de que mi bebé no se posicionara para nacer y me realizaran una cesárea. Todo lo demás lo cumplo, pero eso de «sin parto» no me va gustado nada, mi hijo se está criando con LME a demanda, colecho, porteo y todas los demás pilares de la crianza con apego, por lo que no veo bien que la manera de nacer de mi hijo «SIN PARTO» se ponga aquí como un posible «defecto» en la manera de criar y educar a mi hijo. Además cuando nació realizamos el piel con piel, nunca fuimos separados y mi bebé realizó las primeras tomas dentro de la primera media hora de vida. Estoy un poco enfadada con el artículo de verdad.

  3. Pingback: Jo dormo, tu dorms, nosaltres dormim |

  4. Buenos días,

    Genial artículo, pero para mi lactancia y demanda y colecho no tienen por qué ir de la mano. Mi hija mama a demanda desde que nació, tiene año y medio, y desde los tres meses duerme toda la noche seguida. De modo que cuando se confirmó la tendencia de que dormía seguido, la pasamos a su cuna, y ella sigue igual de feliz. Cuando se despierta por la mañana, me llama, pide teta, y listo.

    Lo cuento porque se tiende a generalizar en todo, y a hacer «agrupaciones» en estas cosas de crianza: si das teta, haces colecho, si haces colecho y das teta, porteas, si haces todo esto, haces BLW…Yo hago algunas de estas cosas, y otras no, y es perfecto para mi niña y para mi.

    ¡Un beso!

    1. 100% de acuerdo contigo. Yo hago algunas cosas pero todavía hay noches que colecho porque el decide no despegarse de mi…. Aunque otras está feliz en su cuna.

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