Bebés robados, nietos encontrados: memoria y violencia obstétrica (I)

Estela de Carlotto e Ignacio Guido Hurban

Como psiquiatra perinatal, la aparición del nieto 114 de las Abuelas de la Plaza de Mayo  además de alegrarme muchísimo me ha hecho pensar y volver a preguntarme sobre algunas de las cuestiones que más me interesan. La historia probablemente ya sea por todos conocida: Ignacio Guido Hurban, separado de su madre al nacer ha recuperado la identidad que le fue robada treinta y siete años después. Su madre, Laura Carlotto, fue secuestrada en 1977 con dos meses de embarazo y encerrada en el centro clandestino la Cacha, de La Plata. De ahí fue llevada a parir en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978. Cinco horas después, le quitaron el bebé y luego la asesinaron.

Estas son algunas de las cuestiones que me rondan:

Ignacio Guido declaró en su primera rueda de prensa tras la revelación: “hasta hace dos días tuve una vida feliz y extraordinaria. Me crié en el mayor de los amores», pese a lo cual dijo que le pasó «lo que les pasa a todos, tenemos un ruido en la cabeza«, que fue, finalmente, lo que lo hizo animarse a enfrentar el análisis de sangre.
A mi me gustaría saber más sobre ese «ruido en la cabeza»

  • 1. ¿Qué huella dejan las experiencias pre y perinatales en nuestra memoria consciente? Hasta la fecha los que más se han aproximado ha investigarlo han partido de la hipnosis o regresiones, obteniendo resultados muy interesantes pero muy poco sostenibles desde la evidencia cientifica. Mi admirado David Chamberlain, sin ir más lejos, después de hacer una descripción fascinante de las memorias prenatales afirmaba sin ningun rubor que algunas personas lograban rescatar memorias de vidas anteriores, pre y posnatales.

En Argentina se estima que unos 400 bebés fueron robados durante el cautiverio de sus madres, poco después de Ignacio Guido apareció la nieta 115. Esos bebés robados fueron dados (¿o vendidos?) a familias afines al regimen.  En España los robos de bebés no se limitaron a las mujeres encarceladas durante la dictadura.  Segín la web de la asociación SOS Bebés Robados: «La Audiencia Nacional tiene calculada la sustracción de niños a sus madres, en el periodo que comprende de 1.938 a 1.952, en más de 20.000 por parte del régimen militar a familias republicanas o izquierdistas, como parte de la operación de limpieza ideológica realizada durante la dictadura». «En total se calcula que, en todo el proceso que va desde 1.938 hasta bien entrados los años ‘90, hay unos 300.000 niños separados irregularmente de sus madres al nacer». Claro que como en España el dictador murió en la cama apenas se han investigado estos robos de bebés ni se ha juzgado a los responsables. Se pasó de separar a los bebés de las madres presuntamente izquierdistas a construir todo un entramado de robos y adopciones irrrgulares con el unos pocos se lucraron considerablemente. El médico que firmó el acta del robo  del pequeño Guido era «uno de los obstetras más famosos de su ciudad«. En España el doctor Vela, uno de los poquísimos imputados en el robo de  bebés ha seguido ejerciendo hasta muy poco también como reputado obstetra.

  • 2. ¿Qué violencia obstetrica ejercerían estos profesionales en los partos? ¿Qué grado de sadismo tenían los profesionales de la obstetricia implicados en el robo de bebés? ¿Cómo llegaron a justificarse a ser capaces de seguir atendiendo partos y a la vez robar bebés a algunas madres y venderlos?
Afectados por el robo de bebés en Sevilla frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz, escenario de algunos de los casos más truculentos. (José Luis Gordillo, periodismo humano)
Afectados por el robo de bebés en Sevilla frente al antiguo hospital de las Cinco Llagas, actual sede del Parlamento andaluz, escenario de algunos de los casos más truculentos. (José Luis Gordillo, periodismo humano)

Esta fatal de interés por investigar y aclarar todos estos delitos es continuación al fin y al cabo de las dificultades con que se topan quienes intentan  revisar la memoria histórica  en nuestro país. En buena parte desconocemos también las historias que se vivieron en algunos de los actuales edificios públicos.  Por ejemplo:  el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, un monumental edificio renacentista, actual sede del Parlamento andaluz. En ese lugar muchas mujeres fueron drogadas en el parto y sus bebés robados.

  • 3. ¿Qué huella o energías quedan en los lugares donde se ha ejercido la violencia?

El neonatólogo Nils Bergman dice que «lo peor que le puede pasar a un recién nacido es que le separen de su madre». Claro que aún es peor si luego a su madre le asesinan, como sucedía en Argentina, o le dicen que su bebé murió en el parto, como se hacía en nuestro país. Años de investigación me han enseñado que las memorias del parto quedan indeleblemente grabadas en nuestros cerebros.

  • 4. ¿Qué duelo pudieron hacer esas madres a las que se les dijo que su bebé había muerto en el parto y sin embargo intuían que eso era mentira? ¿Cómo siguieron viviendo, que clase de incomprensión y silencio tuvieron que encontrar en su entorno?¿Qué consecuencias tuvo todo eso para su salud, y para el vínculo con sus otros hijos?¿Qué memorias guardan de esos partos?

Creo que es urgente investigar todo ello, de forma respetuosa y con perspectiva de género, acercarse a estas madres y recoger las historias de aquellos partos con todo detalle, también como legado para los hijos o hijas en el día en que aparezcan. En la web de SOS bebés robados y en la de ANADIR (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) se pueden encontrar las historias de tantas personas que buscan a sus familiares y colaborar en la búsqueda.

Separar a un bebé de su madre nada más nacer es violencia obstétrica. Uno de los argumentos que más a menudo esuchamos las activistas que luchamos por una mejora de la atención al parto en nuestro país es que «tenemos las tasas de mortalidad materno fetal más bajas del mundo». Y nos muestran las gráficas de como disminuyó esa mortalidad en las últimas décadas. Creo que esas estadisticas no son nada fiables.

  • 5. ¿Todos esos bebés robados constaron como fallecidos en el parto?

Robar la identidad de una persona es retrasar su nacimiento”, dice Estela de Carlotto. Tengo muchas más preguntas al respecto de la memoria y los robos y tráfico de bebés en la actualidad, pero las dejaré para la siguiente entrada.

Espero vuestros comentarios.

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20 comentarios en “Bebés robados, nietos encontrados: memoria y violencia obstétrica (I)”

  1. Yo siempre he pensado que las mujeres deberíamos de tener la oportunidad de decidir. Además de que para nosotras es una responsabilidad que tendríamos durante toda nuestra vida. pero yo recuerdo perfectamente el día en que decidí que fuera de la forma que fuera iba a ser madre. Y decidí informarme sobre todos los datos de la subrogación. Tras cierto tiempo fuimos a ucrania donde encontramos a nuestro amor eterno. nuestro bebé.

  2. Nosotras somos mujeres que lo queremos es ser comprendidas. Cuando te pones a buscar otras opciones y encuentras la subrogación es bonito saber que hay clínicas muy especializadas en ello. En Ucrania saben bien lo que es ayudar a mujeres con mi problema. La verdad es que es precioso el poder saber que ellos te guían en un proceso que te va a enfocar a la felicidad.

  3. Pingback: Bebés comprados, vientres subrogados: Memoria y violencia obstétrica II | Red el hueco de mi vientre

  4. Yo diría mas bien un vacío ruidoso. El vivir esa violencia obstetrica te marca en tu manera de ser y al ser mujer, marca tus embarazos y partos.
    Me gustaría, si pudieses que hablases también de los terrores nocturnos en bebes/niños ya que en mi humilde opinión creo que están enlazados con el embarazo y parto vividos.
    Muchas gracias por tu labor.

    1. Si, en eso tienes razón. Pero nosotras también sufrimos mucho cuando comenzamos con todo el proceso. Un olor marca mucho y en Ucrania nos lo dicen, pero claro cada una sabe cuál es la mejor manera para crear una familia y poner nombre a una vida. Espero que a la larga os deis cuenta de que para nosotras esto también es muy duro.

  5. Pingback: Bebés comprados, vientres subrogados: memoria y violencia obstétrica (II) | Ibone Olza

  6. Excelente. Hace no mucho, en una Diplomatura en DDHH que estoy cursando, presenté un proyecto para investigar y documentar la violencia obstétrica que sufrieron las mujeres que parieron en CCD durante la última dictadura militar en mi país, Argentina. Aún no me atreví a llevarla adelante, es muy duro. Pero te agradezco mucho tus palabras, me animan a seguir adelante.

  7. Me deja helada esa reflexión-conexión sobre las estadísticas de los últimos años y la probable falta de rigurosidad, pues muchos de ellos quizá no murieran… Escalorfriante.

  8. Estos casos, son directamente uno de los atentados a la vida más rastreros que existen. Siempre me ha impactado que personas adoptadas por familias que los deseaban y los criaban con amor y obtenían «aparentemente» una vida familiar feliz y a veces hasta envidiable por la nueva posición social y económica, tienen ese ruido en la cabeza. Y cuando tienen la más mínima sospecha de que su familia no es la suya biológica, emprenden la búsqueda hacia una verdad, que desde luego va a ser mucho más dura.
    Esta claro, que esa huella está ahí y es mucho más poderosa de lo que pensamos.
    Mucho ánimo a quienes investigan este campo y a quienes luchan contra el olvido.

    Tienes razón en esa lectura que haces de las estadísticas de mortalidad hace 40 años. En los partos no morían tantos bebés como nos han contado para justificar según que manejos del parto.
    Excelente, Ibone.

    1. Yo también he intentado ser madre de todas las maneras posibles y para mí lo mejor fue pasarme a la subrogación. Era la única forma de no hacerme abuela pensando en que me den o no una custodia por adopción. Creo que te equivocas un poco al valorarnos a nosotras así.

  9. Estimada Ibone, comparto todas estas inquietudes, especialmente cuando venimos de un país que ha vivido la violencia de estado, cuyas secuelas pueden apreciarse en varias generaciones traumtizadas o afectadas.
    Creo que la sociedad argentina sabía en su conjunto que estos niños robados portaban recuerdos y huellas de lo que vivieron alguna vez, en otra vida, en el útero de sus madres. Esto se expresa en la película argentina «La Hisrotia Oficial», que cuenta lo que vive una familia adoptiva de una hija robada. La recomiendo. Yo misma hago mención de esta película en mi tesis de pregrado, acerca del desarrollo psíquico intrauterino. Por lo mismo me intereso mucho en tu trabajo.
    Hay tanto por investigar en esta área… (Tamara García, psicóloga, Chile)

    1. Yo estoy muy de acuerdo contigo en realizar esa búsqueda. Pero también me gustaría plantear que es lo que hubiera sucedido si tus padres te hubieran tratado con todo el cariño que dices que te falta. La verdad es que pienso, que los que somos padres de esta manera no pensamos en que nuestros hijos puedan tener tal sufrimiento desde las entrañas de las madres subrogantes. Es bonito intercambiar opiniones desde ambas partes.

  10. Hola, te leo seguido, me encanta y enriquece mucho. Hoy te escribo porque el tema me toca de cerca por dos razones: como argentina, y porque después de encontrar a Guido al fin me animé y pedí entrevista con abuelas porque tengo razones para creer que soy una nieta, hija de desaparecidos… (Voy el viernes, aún falta…) y creo, además de las razones que me hacen sospechar, que hay una huella enorme en el cerebro… Mis embarazos y maternidad son muy difíciles y más que por causas obvias, es como por ese «ruido», en mi caso, sea es la razón u otra (quizá algún otro trauma que no recuerdo conscientemente), hay algo muy profundo que no puedo explicar pero se me » sale » en todos los ámbitos de la vida y más en lo referido a ser mamá…
    Empecé a buscar la punta del ovillo… Estoy ansiosa, y aliviada.

    1. Animo en tu búsqueda. Pero sobre todo búscate en ti misma, no busques respuestas en los demás; la mayoria las tienes tu. Te ayudarán a montar tu puzzle. Te lo digo por experiencia. Con cariño. Paz

  11. Hola Ibone, conocí tu blog después de haber tenido a mi niña y sufrir ahora estrés post traumático por el parto, además, por lo que en mi opinión fue una negligencia. Cuentas muchas cosas en este artículo, yo sí creo que el trauma deja una huella neuronal, y los recuerdos están ahí, y el «ruido» al que se refiere ese chico es una intuición, la experiencia de haber sufrido un trauma. Yo a veces pienso que mi hija también está traumatizada, aunque es un bebé y tiene graves secuelas, eso también lo ha vivido. Pero en lo que te doy toda la razón es que el parto deja una huella inherente en nuestra memoria… en mi caso, tiene un doble filo, y es que va a ser muy difícil volver a enfrentarme a otro embarazo. Te nombro en mi blog http://www.carolinalopezmoya.es, donde escribo de mi experiencia personal. Un abrazo.

    1. Carolina, has tenido la fortuna de ser madre. Cosa que muchas mujeres no podemos llevar a cabo en nuestra vida. La huella creo que nos la creamos nosotras en cierta manera. Tu niña va a ir guardando en su memoria la manera en que la cuidas conforme pasan los años. Por ello no debes sentirte culpable por lo que pasó en el parto. De veras que pienso que nos exigimos demasiado pensando en lo que ellos crearán. Un niño busca cariño y comprensión. Nada más.

  12. Me siento fatal cada vez que leo esto… no vi a mi hija hasta el día siguiente… cuando pienso en lo que dices, en la huella que le ha podido quedar… ufff
    Al menos yo la tengo conmigo, y no como todas estas pobres madres.

    1. Izumi, lo que importa es que cuando la veas le transmitas todo el cariño del mundo mundial. Tu bebé ha nacido bajo el cariño, por lo que lo importante es que le has querido, le quieres y le querrás. Ibone a veces es un poco exagerada en sus opiniones, por ello es tan característica.

    1. Lucía de Sinaloa

      Entiendo que juzgues bajo las vivencias que has tenido. Pero también te digo Ibone que para mí es duro leer palabras de ese tipo dirigidas a mujeres como yo. Siento informarte de que las madres de familia que hemos recurrido a la subrogación lo hemos hecho con el dolor de saber que nunca sufriremos en nuestro interior lo que significa esa palabra. Para mi ser madre era algo tremendamente importante. Mi niño nunca ha sufrido nunca el olvido por nacer en otro vientre.

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