http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22840551

Me ha parecido fascinante este estudio cuyo título dice algo así: Sincronía y especificidad en el cerebro maternal y paternal: relación con la oxitocina y la vasopresina.

Lo ha dirigido Ruth Feldman, una investigadora brillante de la que ya hablé en la entrada Desmontando a Estivill. Feldman y su equipo llevan años descifrando el correlato neurobiológico del vínculo entre madres, padres y bebés. En concreto Feldman es la que más ha estudiado la sincronía, esa fascinante coordinación en la crianza que entre otras cosas explica como madres y bebés de tres meses pueden sincronizar su latido cardíaco con solo mirarse a los ojos en menos de un segundo.

Ahora las nuevas técnicas de neuroimagen permiten ver que zonas del cerebro se activan cuando una madre o un padre ven a sus bebés en acción. El resultado de este estudio realizado con 15 parejas y sus bebés de 4 a 6 meses es precioso: madres y padres se sincronizan también entre ellos para responder de forma muy parecida a su propio bebé. Tan sólo se observan algunas pequeñas diferencias: en las madres se activan un poquito más algunas áreas más relacionadas con las emociones y la empatía, lo que se relacionaba con la oxitocina, y  en los padres otras areas más involucradas con la inteligencia más «social», en correlación con la vasopresina. Pero insisten los autores, lo más llamativo es la similitud en la respuesta de cada pareja con su propio bebé,  lo sincronizados que parecen estar entre ellos madres y padres cuando se trata de comprender lo que quiere expresar su bebé.

En realidad lo que están empezando a evidenciar este y otros estudios es que los padres que mantienen un contacto estrecho con sus bebés son capaces de cuidar muy amorosamente en perfecta coordinación con las madres. Sus cerebros cambian de forma muy parecida al cerebro maternal: los padres también aman.

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10 comentarios en “Los padres que aman”

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  3. A menudo se habla de que la mujer después del parto recibe un «cocktail» de hormonas que favorecen el enamoramiento y cuidado del bebé. Siempre he sospechado que los hombres que se implican en la crianza también segregan hormonas que les refuerzan. Porque el camino tiene dos direcciones: las hormonas favorecen un estado, pero la actitud y el deseo producen asímismo hormonas que ayudan.
    ¡Qué pocos estudios serios reciben las emociones y sus orígenes! ¿Será que no interesan?

  4. Tenemos sólo un hijo, que ya va a cumplir 4 años y con mi esposo hemos compartido muy su cuidado y nos hemos involucrado muy estrechamente en él, tratando de dedicarle el mayor tiempo posible, a pesar de nuestras obligaciones laborales. Aún hoy, sentimos a veces que los 3 nos comunicamos casi «telepáticamente».
    Nos hace muy felices tener este vínculo tan cercano y conocer de esta forma a nuestro hijo, porque podemos interpretar correctamente sus emociones y ayudarlo a crecer sano.
    Gracias por compartir esta información. Reafirma científicamente lo que tantos padres de hoy venimos intuyendo y tratando de recuperar, que es el cuidado activo, responsable y consciente de nuestros hijos, sin dejarlo exclusivamente a los «profesionales» del cuidado infantil.
    Creo que los niños crecen mejor en contacto estrecho con sus familias y no es suficiente la socialización con sus pares, es es sólo una parte de su desarrollo.
    Lo sabemos por experiencia propia. Tuvimos que dejar a nuestro hijo en una guardería 8 horas diarias, desde que tenía 1 año hasta los 3. Le dábamos todo nuestro tiempo en el resto de la jornada y los fines de semana, con lo que logramos que tuviera suficiente estímulo, cariño y desarrollo sano; pero cuando pudimos hacer un cambio laboral y comenzó a pasar sólo 4 horas en la guardería y la tarde con el papá (hasta que yo podía llegar de mi trabajo y unirme a ellos), se convirtió en un niño mucho más independiente, seguro y alegre. Hoy podemos pasar medio día ambos con él y su grado de madurez y comprensión del mundo es sorprendente para su edad. Tuvimos que cambiar de país para lograrlo, pero valió la pena.

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