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Me encanta nadar y en cada lugar donde he vivido siempre he buscado la piscina municipal más cercana para ir con bastante frecuencia a hacer unos cuantos largos. Los vestuarios de las piscinas municipales creo que son el único lugar en nuestras ciudades donde mujeres de todas las edades y niñas nos desnudamos con toda naturalidad entre desconocidas. Me gusta estar en esos lugares y sobre todo conversar con las mujeres mayores mientras unas y otras nos ponemos o quitamos los bañadores, echamos cremas o secamos el cabello. A veces te encuentras con mujeres de casi ochenta años que muy emocionadas te cuentan que están aprendiendo a nadar, otras te describen sus males y sus visitas al médico, algunas se ríen de sí mismas mientras no consiguen encontrar sus zapatos y te confiesan alegremente que están perdiendo la memoria…Conversaciones tranquilas mientras vamos mostrándonos tal y como somos mujeres de todas las edades, con nuestras curvas, arrugas, cicatrices y pelos.

Pelos. Nunca me había dado cuenta de como mostrábamos nuestro vello hasta que el año pasado se me ocurrió apuntarme a un gimnasio privado. Desde el principio me sentí extraña en el vestuario, a pesar de que también había muchas mujeres conversando. Algo me producía una inquietud que tardé en comprender: era la diferencia entre estos cuerpos  y los de las mujeres de la piscina municipal lo que me tenía bastante descolocada. En el gimnasio privado la mayoría de las mujeres, incluso las muy mayores, estaban flaquísimas y muchas tenían los pechos operados. Pero lo más llamativo era que ¡allí no había pelos! La mayoría de las mujeres tenían las vulvas practicamente rasuradas por completo, algo que creo nunca ví en el vestuario municipal. Y por las piernas, las axilas, tampoco se veía ningun rastro de vello. ¡Menudo cambio del paisaje íntimo de las mujeres!, pensé.

Transformación paisajística, influencia de la pornografía, negación de nuestra naturaleza, agresión a nuestros cuerpos…¿Cómo lo podríamos explicar? La médico británica Emily Gibson lo dice muy claramente: «la cantidad de tiempo, energía, dinero, y emoción que ambos géneros están gastando en eliminar el vello de sus genitales es astronómica«. (De los riesgos para la salud ya apenas se habla)

¿Para qué? Hay una historia que cuenta que los nativos americanos se negaban a cortarse el pelo y como los investigadores del ejercito estadounidense comprobaron que sin sus cabelleras estos indios perdían buena parte de sus magníficas habilidades como cazadores. Es decir, que el vello y el cabello largos nos sirven para percibir detalles muy sutiles de nuestro entorno. Por eso hay quien afirma que cortar el pelo es un factor que contribuye a que no percibamos el estrés, nos insensibiliza.

No lo sé, pero la presión para que no tengamos vello es tan alta que mi pequeña rebelión va a consistir en decir, que yo, estoy a favor de ir por la vida sin pelos ¡sólo en la lengua!

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14 comentarios en “Sin pelos (en la lengua)”

  1. Pues me consuela, porque me ha pasado esto mismo del «vestuario de gimnasio» donde todas van depiladas a tope. Incluso embarazadas (mi estado actual), cosa que no termino de entender porque hace unos meses ya que apenas me veo!

    Así que me sumo a la reivindicación de la racionalización de la depilación (todo terminado en -ación), porque también me resulta estéticamente más bonito, llámenme loca.

  2. Hola Ibone 🙂

    Tus artículos me parecen magníficos, tanto desde el punto de vista de la mujer, como sobre la crítica social, explícita o implícita (no soy madre, así que no sigo los relacionados directamente con la maternidad). Éste no es una excepción.

    Sin embargo, te quería informar de una pequeña incoherencia (inconsciente, seguramente) por tu parte. Tú eres una gran reivindicadora de la mujer sin los constructos culturales androcéntricos que nos limitan, nos supeditan y hacen que seamos algo que no deberíamos ser. Todo el universo femenino ignorado y oculto en nuestra sociedad creada por y para hombres, queda reforzado cuando usamos un lenguaje invisibilizador, como el que tú has empleado con tu: «La médico británica Emily Gibson»
    Independientemente de la ideología, valores, opiniones que puedamos transmitir implicitamente con el uso del lenguaje (el lenguaje manifiesta la categorización del mundo que hemos ido elaborando a lo largo de nuestra historia vital, mediatizada, evidentemente, con los ejemplos y valores sociales), el uso que tú has hecho, atribuyendo un término de género masculino a su referente, humano y de sexo femenino, es una absoluta incorrección gramatical. Médico es un término cuya morfología exige cambio de morfema de género si el referente es una mujer; luego, si nuestro referente es una mujer, DEBEREMOS decir ‘médicA’. Es exactamente el mismo caso que si dijéramos: «La niña es altO», que exige concordancia con el sujeto.
    El problema proviene de que antes no había mujeres ejerciendo la medicina, es decir, médicas; pero ahora ya las hay, y muchas (ummm, tú lo sabes, ¿no» :-p), así que NO PODEMOS tirarnos tierra NOSOTRAS MISMAS.
    Si quienes usan términos como ‘médico’, ‘abogado’, ‘cartero’, ‘técnico’, etc., para referirse a mujeres, no quieren visibilizar en su discurso la igualdad social de la mujer, que, al menos, sigan las reglas gramaticales del castellano, lo que les OBLIGA a cambiar esas ‘oes’ finales por ‘aes’. De lo contrario, lo que están haciendo es hablar MAL. ¡Palabra de lingüísta (que, además, es feminista)! 😉

  3. Muy bueno, prima. Me gusta mucho el enfoque y la perspectiva del artículo (intimidades de las piscinas municipales, diferencias entre gimnasios públicos vs. privados, el curioso el ejemplo de los nativos americanos,…).

    Mi aportación viene dada desde el punto de vista masculino. Tengo que decir que en el rango de mi edad (20-35 años), tengo 27, la depilación sistemática ya no es una cosa sólo de mujeres. Solo citar que en mi grupo de trece amigos, todos se depilan totalmente pecho, piernas y genitales, exceptuando dos, entre los cuales me incluyo. Ante la presión que ejerce dicho hecho y diversas preguntas, suelo contestar dos respuestas: “el vello es la diferencia entre hombres y chicos” y por otro lado, por mi condición de amante de documentales, suscribo: “el león, con su melena”.

    Aunque yo no me depile escrupulosamente todas las partes de mi cuerpo con hacen muchos, sí confieso que, primero, el rebajar el volumen de ciertas zonas íntimas (no eliminarlo) proyecta una sensación más atractiva, y segundo, eliminar el pelo de las axilas produce mayor sensación de confort y disminuye la sudoración de forma cuantiosa. En verano y haciendo deporte viene bien.

    En definitiva concluyo que, podar el bosquecillo y las axilas, es muy recomendable (para ambos géneros). Sin embargo, no estoy de acuerdo con la esclava cultura “anti-natura” de la depilación extrema .

    P.S: Certifico que el no depilarse no tiene relación alguna con el éxito con las mujeres. Ni para más ni para menos. Saludos

  4. Hola Ibone,
    Me encantó tu entrada. Nosotras hace años quisimos hacer un baile que se llamaba «el vello es bello», con una cumbia de fondo que llama «bella velluda velludita». En el chow había una compita que se depilaba y a la que nosotras (a ritmo de cumbia) convencíamos de lo grande y liberador que es dejarte crecer el pelo en los sobakillos. Lo lográbamos, claro, y ella lucía orgullosa sus pelos. Al final íbamos a enseñar una pancarta que decía justo eso: el vello es bello. Nunca lo hicimos porque el día de los bailes nos tuvimos que ir antes de que nos llamaran 🙁
    Hablando de todo un poco. Fíjate que estamos (cuando hablo en plural lo hago porque formo parte de una colectiva feminista en la que participamos varias mujeres peludas) haciendo una revista con el tema del cuerpo y quería preguntarte si podemos incluir tu entrada en ella. Creo que va muy bien con el tema.
    Si te animas escríbenos, porfas al correo que está ahí. Ojalá que sí. Por supuesto te damos crédito en la publicación.
    Y al resto de mujeres peludas un olé gigante, que desde luego esta sociedad nos impone unos cánones estéticos que nada que ver con lo que somos de verdad y tenemos que acabar con ellos a base de pequeñitos actos de rebledía.
    ¡Vivan los pelos!

  5. El otro dia en la playa vi una imagen que me llamo la atención, con respecto a esto!!!Un señor de unos 60 , con sus pincitas de depilar y sus gafas a media nariz, concentradisimo mientras depilaba tranquilamente las ingles a su mujer!!!curioso esto!!! ayyyyy, la vida intergeneracional que se crea en las piscinas municipales!!!(viejecitas, embarazadas, mujeres de todas las edades y clases, niñas…)en fin, momentos magicos entre nosotras!!!!

  6. Silvia Nicolás Cisneros

    Aquí en mi pequeña comunidad familiar continúo con mi cruzada por la igualdad en el uso de pelos axilares (hombre y mujer, los gatos siempre inteligentes no entran en la lucha) Esta nota, me parece muy adecuada y con una foto hermosa, para resaltar que en otras partes del mundo apoyan mi postura de ¡Fuera rastrillos y ceras depilatorias de las axilas y otras partes corporales¡ Abrazos cariñosos.

  7. Yo voy a hacer un club y me voy a declarar presidenta «No me quiero depilar más y si no te gusta lo que ves no mires»…
    No siempre es tan fácil, pero la verdad es que yo estoy hasta las narices de tener que ir a la peluquería cada poco o tener que estar pendiente de los malditos pelos.
    Es una tortura. Y no me vale lo que me dicen de hazte la depilación láser…. cuesta un paston!!!! Y ahora mismo no tengo ni tiempo ni dinero!!!!! ¿por que nosotras si y ellos no? No es una cuestión de higiene… es estética y los primeros que nos señalan muchas veces son ellos!!!
    Mi marido tiene una frase que me encanta: «Donde hay pelo hay alegría» y el se esta quedando calvo el pobre!!!!!

  8. Yo siempre he tenido mucho complejo por lo peluda (culpa de la sociedad, sin duda) y desde que me deshice de la mayor parte de ellos he ganado confianza en mi misma. No sigo las modas ni soy especialmente coqueta (tampoco veo pelis porno jaja) pero lo de los pelos me llevaba por la calle de la amargura y, ahora, el no tener que preocuparme de que asomen los bigotes por los laterales del biquini supone un verdadero descanso.
    Gracias por el articulo de Emily Gibson. Muy interesante (sobre todo por los efectos en la salud y los comentarios de la gente!) aunque yo, sin pelos, me sigo gustando mas (lo que opine mi pareja en este tema es, para mi, secundario). Cuestión de gustos.
    Un saludo.

  9. Isabel Gutiérrez, Cantabria

    Una entrada muy interesante, y la foto es preciosa… Podría parecer un tema banal pero, precisamente por su «pequeñez», resulta muy representativo y sintomático de tamas de mayor envergadura.
    Creo observar que en otros países de Europa la presión para la eliminación del vello en la mujer, no es tan demoledor; aquí una se siente sucia y desaliñada si muestra vello en las piernas o en las axilas, sin embargo he visto extranjeras que lo mostraban sin ningún pudor.
    Lo mismo pienso respecto a los tintes del cabello: muy pocas mujeres muestran su pelo canoso, hay una «obligación» de teñirlo para seguir siendo mínimamente apreciada; en cambio entre las turistas que nos visitan veo mayor cantidad de color natural.

  10. Fenomenal!! yo cuando hacía giras teatrales siempre me llevaba el bañador y me recorrí practicamente todas las pisicinas españolas, en su día pensé en escribir un libro para describir la relación zona física con tipo de mujer por lo que veía en las piscinas; era increible ver como influía en el comportamiento físico y relacional entre mujeres dependiendo de dónde se encontraba la piscina en cuestión, las diferencias son increibles, más pudor con el cuerpo, con mostrarlo en algunas, en otras una relación totalmente natural con el cuerpo y entre mujeres… Me deleitaba mirándolas, observándolas… donde más me ha fascinado la relación entre mujeres ha sido en un haman en Uzbekistan, hermosooooo!!

  11. Yo que soy super peludo que voy a decir…
    …pero puedo decir orgulloso que una vez en unas termas una señora que me sacaba treinta años quiso seducirme… ¡por lo peludo que era!
    Me dijo que no me depilara NUNCA.
    Yo se lo he dicho a más de una mujer (a mi parienta también) pero nadie me hace caso.

  12. Muy bueno, Ibone, muy bueno. Sí, señor. Mi única experiencia de rasurarme el vello púbico fue con 20-tantos años, en una fiesta en Berlín, donde terminamos algunas chicas en el baño rasurándonos. Fue divertido en el momento, pero luego tuvo dos consecuencias desagradables: la primera: las molestias cuando volvió a crecer el pelo, el picor, los granitos rojos…nada que deseo a otra persona. La segunda: mi novio entonces, que me confesó al día siguiente que le «cortaba el rollo» totalmente verme así desnuda de pelos en la vulva, que le daba la sensación de estar con una menor de edad a la que no debería tocar…no le gustó nada.
    Luego llegado a España en el curso de adiestramiento maternal, perdón, preparación al parto, nos decían que deberíamos rasurarnos antes de ir al hospital a parir, así ahorraríamos al personal tiempo y trabajo, en fin, que teníamos «ser buenas». Me pareció horrible y ni me rasuré ni dejaba que me rasuraban. Todavía no se de donde viene esa mala costumbre…

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